Advertencia ⚠️ Contenido explícito
Sanji escuchó la música desde que salieron del ascensor. Esta planta del hotel era exclusiva para altos mandatarios, amigos de la familia y otras personas con poder que podían permitirse la diversión retorcida que habían de la habitación 50 hasta la 70.
Honestamente, casi todas las habitaciones tenían cosas que no eran de su gusto. Recordaba bien que de pequeño había entrado en la número 55 por equivocación. La imagen de un montón de personas practicando s&m aún le perseguía.
De todos formas, su gusto en sexo no era nada en comparación, pero de todas formas servía para asquear a alguien normal como Zoro. Por lo que podía ver en su forma de pararse; en su rostro pétreo, en su peinado corto, uñas limpias y romas, ese idiota no podía ser más normal. Al final de la noche preferiría estar en cualquier lugar menos en aquel. Luego, dimitirá y Sanji tendrá un tiempo libre hasta que Judge contrate a otro perro.
Se detuvo en frente de la habitación, antes mirando hacia Zoro. Este seguía con su rostro inexpresivo. Sanji entró.
Adentro había un aproximado de quince personas que estaban regadas por la habitación en una especie de orgía. Había tanto mujeres como hombres. La mayoría de ellos eran prostitutos del cabaret, mientras que otros debían ser invitados.
En cuanto Sanji entró, un muchacho delgado (y muy desnudo) se detuvo en lo que hacía y se acercó al rubio, pegando su cuerpo contra el traje elegante que llevaba.
– Señor, hace mucho que no lo veíamos. – Dijo en un tono empalagosamente acaramelado. Debía conocerlo, pero a Sanji no le sonaba de nada.
Si bien era cierto que Sanji visitaba el lugar, no lo hacía con tanta frecuencia. Lo hacía cuando se aburría y no tenía nada más en lo que ocupar su mente. De cierta forma era divertido ver como se peleaban por tener su atención en cuanto daba un paso adentro.
Los trabajadores sexuales podían ser calificados de muchas maneras por la sociedad, pero tontos no eran. Cada uno de los que trabajaban allí sabían a quién atender mejor, y bueno, Sanji era un Vinsmoke. Todos querían el privilegio de tener a Sanji como cliente, así que fue normal que otras chicas se alejaran de sus respectivas "presas" y caminaran a paso sensual hasta llegar a él.
Él ignoró las diferentes manos que recorrían sus hombros y brazos, solo para sentarse en uno de los sofás de terciopelo rosa que había en la sala. Inmediatamente, lo siguieron, cerniéndose sobre él. Arrastró al primer chico sobre su regazo y se acomodó. El resto de chicas entendieron la señal del rubio y se alejaron, dejándolo a "solas" con el muchacho de cabello negro.
– Señor, ¿qué le apetece hoy?
– Sorpréndeme. – contestó Sanji. El pelinegro lo miró totalmente embelesado. Con delicadeza, comenzó a besar al rubio desde su cuello hasta su pecho. Siguió bajando, sin apartar la mirada de los ojos azules de Sanji. – Buen chico.
El chico sonrió ante la aprobación de Sanji. De repente, terminó por arrodillarse entre sus piernas, dispuesto a satisfacerlo. Con sus delgadas manos, empezó a desabrochar el cinturón de su pantalón.
Solo entonces, sabiendo lo que ocurriría, a Sanji se le ocurrió mirar hacia Zoro por primera vez desde que habían entrado. Esperaba ver cualquier cosa en su expresión. Asco, enojo, incredulidad, asombro, cualquier cosa le servía. Lo que de verdad no esperaba era darse cuenta que Zoro se había quedado fuera de la habitación.
Una vena brotó en su frente de puro enojo.
¿No se supone que debería vigilarlo? De repente, ¿iba a respetar su privacidad?
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Guardián del peligro (ZoSan +18 )
De TodoZoro fue catalogado como uno de los mejores guardaespaldas de su agencia. Por lo mismo, siempre lo buscaban para trabajos peligrosos que terminaban por dejarlo exhausto. Aún así, aceptó cada uno de los encargos con tal de conseguir dinero y sacar ad...