Capítulo 15

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ADVERTENCIA: Contenido sexual explícito.


— Trata de hacerlo. No respondo de mis actos. — susurró Sanji entre suspiros.

Zoro no contestó más. Primero, porque ya no tenía paciencia para seguir con la conversación cuando el cuerpo de Sanji seguía moviéndose debajo, incitándolo a seguir tocándolo. Segundo, porque una vez que empezaba a discutir con Sanji, no había vuelta atrás. Seguir la corriente haría que comenzaran un círculo vicioso de insultos y bromas. Lo único que quería ahora era follárselo.

Tomó los pantalones del rubio por la cinturilla y los tiró hacia abajo, sacando la prenda de aquellas esbeltas piernas. Después de mirar bien toda la piel que se le presentaba delante, regresó su mirada hacia Sanji, que con su elegante camisa medio desabotonada y su habitual aire de desafío, miraba a Zoro con deseo. Los dedos del moreno se deslizaron hábilmente por los botones restantes de la camisa, desabrochando uno a uno, con una paciencia que parecía infinita. Sanji soltó un suspiro apenas audible.

Finalmente, la camisa cayó abierta, revelando el torso delgado pero esculpido del rubio.

— Voy a admitir esto, pero no significa que vaya a detenerme. — murmuró el guardaespaldas, con una voz profunda y ronca que envió escalofríos por la columna de Sanji. — No traigo condón.

— ¿Qué clase de hombre no carga consigo un condón? — Sanji sonrió, por supuesto, con un leve tono de burla.

— A diferencia de ti, no tengo tiempo para jugar.

— Ya veo. Olvidé que eres una especie de robot. — El rubio soltó una carcajada. Claro que no había olvidado el expediente que le dio Usopp. El peliverde a penas había tenido relaciones sentimentales y trabajaba como un loco, era mas que obvio que no tenia mucho experiencia en el sexo. Levantó un poco el torso para casi quedar sentados uno enfrente del otro. — Tengo un par en el cajón de allí, ve a por ellos.

Zoro prácticamente corrió hacia el lugar que señaló Sanji, revelando el entusiasmo que sentía y haciendo que Sanji sonriera con ternura al verlo. Luego volvió con los sobres morados.

— Quítate los pantalones. — dijo Sanji.

Zoro aventó la prenda muy lejos, en el proceso descubriendo sus fuertes muslos que terminaban justo por debajo del gran bulto entre las piernas de este. Sanji tragó saliva. Bien, bien, bien, jodida mierda. Había olvidado por completo ese GRAN detalle. Si bien le llamó la atención aquella cosa en el pasado, nunca pensó que la tendría algún día dentro de su culo. Ahora se daba cuenta del peligro que implicaría que algo de ese tamaño perteneciera a un hombre con nula experiencia penetrando hombres.

Sanji palideció.

Zoro lo tomó del tobillo para jalarlo y acostarlo en el proceso.

Enganchó sus dedos en ambos lados de la ropa interior de Sanji y lo desvistió. Ahora, un Sanji muy desnudo y muy nervioso estaba servido en bandeja de plata. Rápidamente, humedece sus dedos con saliva y lo llevó a la parte trasera del rubio.

Sanji trató de calmarse, disfrutar de lo que vendría. Zoro tenía razón cuando dijo que la última vez lo disfrutó, así que no podía ser tan malo, al menos si se sentía la mitad de bien de lo que lo hacía sentir los dedos gruesos y largos del guardaespaldas.

Los dedos en cuestión lo prepararon en apenas minutos, haciendo que gimiera cada vez que estos tocaban en el punto bueno de su interior.

— Ah, dios, justo ahí. — susurró casi sin aliento.

Guardián del peligro (ZoSan +18 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora