Capítulo 11

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ADVERTENCIA: CONTENIDO SEXUAL EXPLÍCITO. 



Cuando se separaron, ambos respiraban con dificultad. Sanji se llevó un dedo al labio, viendo con sorpresa la sangre.

– Eres un bruto. – dijo entre risas. Un poco de dolor no le molestaba, pero si seguían así, sus pobres labios iban a terminar al rojo vivo. – ¿Soy la primera persona a la que besas o qué? Lo haces fatal.

– No te estoy besando. – contestó Zoro con voz ronca. – Te estoy mordiendo, es diferente.

Sanji puso los ojos en blanco. Zoro, el heterosexual que no lo besa, lo tomó de la nuca para acercarlo nuevamente.

– Esto no es un beso, solo demuestro lo mucho que me irritas. – insistió el peliverde antes de arrastrar sus labios por la barbilla del rubio. Sanji sintió un agradable escalofrío.

– Llámalo como quieras, pero sigue haciéndolo. – Sanji lo tomó del cuello de la chaqueta, dispuesto a retenerlo si esta vez daba marcha atrás.

En un movimiento rápido, Zoro terminó por quitarse el cinturón para inclinarse sobre su jefe, acorralándolo contra el asiento mientras lo besaba con intensidad desmedida. Por mucho que quisiera convencer a Sanji de que solo estaba haciéndole un favor, el rubio notaba a la perfección la urgencia con la que lo deseaba.

Sanji sostuvo el rostro del guardaespaldas, sujetándolo con fuerza para profundizar el choque entre bocas. La atmósfera dentro del coche se volvió cargada de tensión y deseo, el aire espeso con la mezcla de respiraciones entrecortadas y jadeos apenas audibles.

Zoro se subió casi por completo encima de él, inmovilizando debajo de su cuerpo, sus piernas enredándose mientras sus manos recorrían con avidez el torso de Sanji, sintiendo cada músculo tensarse bajo su toque. Las partes más comprometidas comenzaron a rozarse de forma descarada. Sanji soltó un pequeño sonido de satisfacción cuando notó con claridad el gran bulto contra su muslo.

Pronto se sintió demasiado caliente, demasiado molesto por las capas de ropa. Necesitaba tocar la piel del maldito. Zoro se apartó ligeramente, su aliento cálido sobre la piel de Sanji mientras lo miraba a los ojos, esos ojos que ahora reflejaban la misma intensidad que él sentía.

Sanji, que casi no podía moverse, recorrió la espalda del guardaespaldas, aferrándose a su camisa casi como súplica de que continuara. Zoro escabulló sus manos por debajo de la camisa blanca. Al fin, jodida mierda. Sus dedos buscaron los pezones del rubio, pellizcándolos como si deseara arrancárselo. Sanji se agitó, ya fuera de placer o dolor, su entrepierna se contrajo.

Estaban inmersos en su mundo cuando de repente escucharon el sonido de otro coche acercándose. Ambos se congelaron por un momento, sus corazones latiendo con fuerza, hasta que el vehículo simplemente pasó de largo y se fue. Sanji miró a Zoro de regresó, con algo de vergüenza. Si alguien los pillaba en esa situación, ya podía imaginarse los titulares de las revistas de chismes.

"Heredero Vinsmoke en un escandaloso amorío con su guardaespaldas"

Ciertamente sería terrible, pero la excitación corriendo por su sangre no le dejaba pensar con racionalidad, por lo que continuó retorciéndose debajo del cuerpo del peliverde para que la fricción no se detuviera por más tiempo.

Sin embargo, Zoro lo miró como si hubiera pensado en lo mismo. Este volvió a su asiento y lo reclinó, creando más espacio y comodidad dentro del coche. Luego, agarró suavemente el brazo de Sanji y lo jaló para que se subiera en sus piernas, invirtiendo las posiciones.

Guardián del peligro (ZoSan +18 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora