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Escuchó el lloriqueo al otro lado de la línea.
- Creo que es lo mejor. No sería justo para ti si empezamos una relación donde yo no te quiero como lo mereces. - Hiyori no respondió, continuó llorando frenéticamente. Zoro suspiró. - Lo siento mucho. Y siento que hayas esperado en vano. Debí ser claro desde el principio, pero tenía miedo de que nuestra amistad terminara.
- Está bien, no es tu culpa, Roro. - La suave voz de ella salió entre hipidos. - Yo tampoco quiero dejar de ser tu amiga, pero dame un tiempo,¿sí?
- Claro, el tiempo que quieras. - Zoro vio la hora en su computadora, eran las 4 a.m. Habían hablado por más de una hora. - Es mejor que descanses, Hiyori. Mañana en la oficina puedes ignorarme y juro que no me sentiré ofendido.
- Créeme que lo haré. - Zoro sintió su pecho más aliviado cuando escuchó a Hiyori reír un poco. - Adiós, Roro.
- Adiós.
Lanzó lejos su celular y se frotó la cara con las manos. Ya estaba hecho. Fue una conversación difícil, más era algo que debió hacer hace mucho tiempo. También esperaba que con esto, Hiyori dejará de ser un blanco para Sanji en su pequeño juego de control.
Se tiró sobre su cama sin pretender levantar las sábanas, para la hora que era no servía de nada si dormía. Aparte, tampoco podía. Desde que llegó del casino se sintió raro. Es decir, ya estaba volviéndose una costumbre que se sintiera de esa manera después de pasar el día entero con el rubio, pero la sensación no dejaba de invadir su mente. Ni siquiera sabía qué diablos era, pero quería pensar que era debido a la vergüenza.
Tener una erección gracias al trasero de su jefe fue algo completamente inapropiado. Sanji no le reclamó sobre ello, pero su actitud seria durante todo el camino hasta su mansión le dejó claro que no le agradó nada.
Bueno, le pediría disculpas si las necesitaba. Y por supuesto, le diría que no volvería a pasar. Porque no lo haría, fue un accidente de una vez.
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Zoro se encontró a sí mismo totalmente confundido.
Desde que había llegado a trabajar, Sanji no le dirigió ni una sola mirada. A penas le había hablado. De nuevo tenía esa actitud que no podía significar nada bueno. La última vez que estuvo así de pensativo y taciturno, estuvo planeando a sus espaldas todo el asunto de Hiyori como su secretaria (la cual se encontraba en la oficina de fuera receptando llamadas).
Esperaba que lo que fuera que le rondaba por la mente y lo tenía así, no tuviera nada que ver con él. Sobre todo, esperaba que no tuviera que ver con lo sucedido ayer. De todas formas, Sanji no habló del tema en ningún momento y tampoco buscó pelear con él.
Zoro estaba volviéndose loco, ¿era algún tipo de juego psicológico? Porque estaba funcionando, le estaba irritando.
- Iré a fumar . - Dijo el rubio sin mucho miramiento y adelantándose hacia la salida de su oficina. Por supuesto, Zoro estaba justo detrás de él.
Debido a la política de la empresa, no se podía fumar en el interior del edificio, lo que obligaba a que Sanji saliera a la entrada cada vez que quisiera hacerlo. Era tedioso para Zoro porque tenía que acompañarlo cada vez, y no es como si Sanji saliera pocas veces. No, Sanji fumaba como si tuviera la jodida cura del cáncer.
Aún así, hoy estaba siendo más irritante que otros días. Sanji ya había fumado más de cuatro veces en lo que llevaban de mañana.
Zoro se preguntó si trataba de molestarlo o si realmente necesitaba con tanta desesperación la nicotina.
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Guardián del peligro (ZoSan +18 )
RandomZoro fue catalogado como uno de los mejores guardaespaldas de su agencia. Por lo mismo, siempre lo buscaban para trabajos peligrosos que terminaban por dejarlo exhausto. Aún así, aceptó cada uno de los encargos con tal de conseguir dinero y sacar ad...