Capítulo 4

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Amy

Han pasados 2 meses de la muerte de mi madre, y aún duele. Pero sus últimas palabras eran de aliento para lograr mi meta. Me desperté muy temprano, era Martes 14 de Agosto, un día algo triste para mi, pues se supondría que era el cumpleaños de mi mamá. Me quedé acostada en mi cama un rato viendo al techo y pensando en toda aquella tragedia del 10 de Junio. Decidida a levantarme fui al baño al lavar mi cara y darme un baño frío para despejar un poco mi mente. Bajé a desayunar y ahí estaba papá.

-Hoy sería su cumpleaños- me dijo con la cabeza agachada.

Lo abracé.

-Es increíble que ya hayan pasado dos meses desde que se fue- le dije intentando evitar las lágrimas.

-Se nos fue, sin tiempo de despedirse- me respondió -pero antes de que llegaras ese día, entré en donde ella estaba, y me dio una carta para ti- me dijo mientras se rebuscaba en una gaveta una carta algo sucia.

Aquella carta llevaba un mensaje escrito con letra de mamá por fuera: "Mi pequeña niña, lee esto el día de tu cumpleaños". Se los juro, estaba a punto de llorar, pero fui fuerte por ella. Miré a mi padre, y solo le di un gran abrazo. Luego de haber desayunado, tomé mi bolso y mis llaves y me fui a la Academia, el Sr. Parker sabía que estaba ausente por todo aquello, mi padre le había hecho saber todo lo ocurrido. Llegué a mi salón temprano, el Sr. Parker aún no había llegado. Me senté en mi lugar y me dispuse a estudiar la clase de ese día. Nicolas estaba allí, y al verme se acercó a mi, no tan arrogante como yo lo había conocido.

-Buenos días Backster- me dijo con una sonrisa y aquella voz tan grave que escalofriaba mi piel.

-Buenos días Nicolas- le dije mirando sus grandes ojos azules.

-Te veo algo desanimada, ¿Está todo bien?- me preguntó. No sé bien la razón por la que intentaba como preocuparse por mi, pero me pareció algo lindo de su parte.

-Nada, solo algo triste- contesté.

-Supe lo de tu madre, lo lamento mucho.

-Gracias Nicolas, es un poco fuerte, hoy sería su cumpleaños, pero bueno, se fue antes- dije encogiéndome de hombros.

Acarició mi espalda, y seguido a eso se levantó para salir del salón. Les diré la verdad, aquel chico que me parecía arrogante al inicio, ese día no era el mismo. Volvió luego de 5 minutos con un chocolate entre sus manos, y acercándose a mi, me lo entregó.

-Anímate un poco, eres muy linda para estar llorando tanto- me dijo esbozando media sonrisa.

Sentí que me sonrojaba aquel instante. Pero no podía gustarme aquel chico, aún seguía pensando que "enamorarse" es para tontos. Sin embargo, acepté su chocolate, pues fue un buen gesto que al momento me hizo sentir mucho mejor. El Sr. Parker llegó al salón y comenzó a dar la clase, yo estaba muy pendiente, cuando de repente, Nicolas comenzó a fastidiarme quitándome el Lápiz, mi libreta, jugando con mi cabello, y estuvo haciéndome reír toda la clase, aunque crean algo, era insoportable, pero sus estupideces de niño pequeño me divertían bastante. Acabada la clase, tomé mis cosas las puse dentro de mi bolso, y salí del salón. Nicolas me seguía. ¿Por qué me estaba siguiendo?, me preguntaba yo. Me detuve en el pasillo, me dí media vuelta y lo miré fijamente.

-¿Por qué me sigues?- pregunté.

-No te estoy siguiendo, el pasillo es libre- me dijo con aquel tono arrogante que volvía para ser él de nuevo.

-Si ajá. Entonces si el pasillo es tan libre como dices, ¿Por qué no caminas en otra dirección?- dije seguidamente. Si él respondía arrogante, yo también podía hacerlo.

-No quiero hacerlo, quiero caminar por donde vas tu, a ver si en tu huellas consigo algo que aprender, a no, me equivoco, ya sé más de lo que tu podrías querer.

-Y ya volvió el chico arrogante que conocí cuando llegué aquí- reí sarcásticamente- ¿Es qué no sabes sino ser irritante cierto?

-Que más quieres que sea- volvió a decir arrogante-mente.

-Demonios, debo irme no tengo tiempo para perder contigo- dije esquivándolo para irme.

-Está bien pequeño duendesito.

-No vuelvas a meterte con mi tamaño, debe ser que cuando vas a entrar a un ato no tienes que agacharte por lo gigante pero poco cerebro que eres.

-Vaya, tienes actitud, me gusta- dijo sonriendo.

-Sí, la tengo, quizás más que tu, pero eso no lo discuto. Adiós Nicolas- dije mientras me marchaba.

Cuando pensé que me había alejado lo suficiente, miré hacia atrás y ahí seguía él, viéndome con sus grandes ojos azules y las manos metidas en los bolsillos de su sudadera negra. Iba pensando en todo aquello por todo el camino, así que le escribí a los muchachos para que nos viéramos en el estanque que estaba cerca de mi casa a las 6. Corrí para llegar rápido. Cuando entre no había nadie, sino una nota en la encimera de la cocina.

"Hija tu almuerzo está en el horno, Jake y yo salimos a pasear un rato al centro comercial"

Me pareció bien que al fin Jake saliera, luego de la muerte de mamá duró todo ese largo tiempo sin salir de casa, me alegraba por eso. Ví la hora en mi teléfono, ya eran las 5:28pm, debía bañarme para comer y salir de nuevo. La hora pasaba volando, había terminado de comer y eran las 5:52pm. Agarré mis llaves y me fui.

Ahí estaban los chicos cuando llegué, pero vi algo inusual en ellos. Estaban muy cerca el uno del otro, así que me quedé lejos sin que supieran que yo estaba allí, tratando de observar que sucedía. De momento a otro, vi como Ben tomaba la mejilla de Keitlyn y estaba a punto de besarla, salí de mi escondite y me paré en frente de ambos.

-Me gustaría saber, ¿¡Qué demonios está sucediendo aquí!?- grité.

-Podemos explicarlo- dijeron ambos.

-Por favor, me gustaría saberlo.

-Hace un tiempo comencé a sentir cosas por Ben, quería ignorarlo pero no pude- mi dijo Keitlyn primero.

-Luego le dije que ella también me gustaba pero decidimos no decirte nada porque no sabíamos como lo tomarías- dijo Ben esbozando una sonrisa nerviosa.

-¿Qué como lo tomaría?- dije sorprendida... Todo fue un largo silencio, pero acabó cuando una risa mía a carcajadas se dejó escuchar. Ben y Keitlyn se miraron algo extrañados de todo aquello.

-Chicos, no era necesario que me dijeran nada, yo solita me dí cuenta de lo que pasaba entre ambos- dije aún entre risas. Se miraron sorprendidos. Estoy feliz por ambos, mis dos mejores amigos siendo una pareja, eso es increíble, aunque siempre lo supe- dije mirando hacia un lado.

-Pensábamos que te molestaría, por la manera en la que llegaste gritando- dijo Ben riendo.

Todos estallamos en risas, fue un momento algo crazy, pero bien. Estuvimos hablando y riendo todo el rato, y luego fui a casa. Estaba cansada y necesitaba con urgencia dormir.

Verano de RecuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora