Amy
Pasaron varias semanas de haber conocido al padre de Nicolas, y había sido Oro aquella conversación que habíamos tenido en su casa. Aún me impresionaba el hecho de ver a Nicolas y a su padre juntos, eran tan iguales, porque no parecidos, como gemelos, dos gotas de agua en realidad. Me hubiera encantado conocer a su madre también, pero no fue el caso. A veces, tengo pequeñas impresiones de algo, solo que se me dificulta saber de que se trata exactamente, sin embargo lo ignoro. Llamé a Keit, tenía mucho tiempo sin saber de ella y quería saber si todo marchaba bien...
- ¿Hola? -respondió ella al otro lado del teléfono.
- Keit, amiga soy Amy. ¿Todo marcha bien con el bebé? -pregunté ansiosa.
- Hola Amy, si amiga. Todo está de maravilla, me están dando fecha para fin del mes, y no te imaginas como está Ben.
- ¡Eso es estupendo! -respondí- No puedo esperar a conocer a...
- Gaby, es una niña -me dijo Keit continuando lo que no terminaba de decir.
- Que lindo nombre le tienes, ya quiero conocer a mi sobrina. Te dejo para que descanses, me estás escribiendo si necesitas algo -dije al fin para despedirme.
- Gracias amiga, yo te estaré avisando cualquier cambio.
Acabó la llamada, y enseguida colgué, recibí un mensaje de Nicolas.
- "Backster, quiero que vengas a mi casa por favor".
No bastaron dos segundos para preocuparme, me arreglé rápido sin pensar en nada mas y salí corriendo a su casa. Su padre me abrió cuando llegué, se veía preocupado. Me preocupé aún mas. Me dijo que estaba arriba en su habitación y me pidió que subiera. Al llegar arriba, caminé un pasillo un poco extenso, pero todo muy hermoso, y al final, la habitación de Nicolas. Toqué la puerta y la voz grave y un poco distorsionada de él, me pidió que pasase.
- Gracias por venir Backster -dijo Nicolas. Estaba recostado en su cama, se veía muy mal. Tenía fiebre muy alta y yo no sabía que hacer, pues estaba tan nerviosa que ni siquiera podía controlar mi pulso.
- Nicolas, te ves mal ¿Qué sucedió? -pregunté en un tono angustiada.
- Solo un resfriado, es todo -respondió.
- No creo que solo sea un resfriado Nick. ¿No fuiste al hospital? -pregunté. La situación en la que vi a Nicolas me preocupó mucho, tenía miedo de que aquello fuese algo grave.
- Si fui, todo comenzó desde ayer cuando sentí un fuerte dolor de cabeza. Papá me llevó al hospital aunque le dije que estaba bien. Y me dijeron que solo parece ser un resfriado leve.
Fruncí el entrecejo. No estaba del todo confiada en lo que Nicolas me decía. Sabía que algo no andaba bien, pero no quería presionarlo para que no empeorase aún mas. Tomé un pañuelo frío y se lo coloqué en la frente para aminorarle la fiebre. Se estaba quedando dormido. Y yo sentí, como si fuese su madre, cuidándolo, y mientras mas lo miraba, mas me encantaba ese chico. Pensé que estaba dormido del todo, y quise levantarme para irme y dejarlo descansar, pero justo cuando estaba por hacerlo, sentí la mano de Nicolas tomando mi brazo. Volteé.
- Quiero que te quedes conmigo -me dijo entre dormido y despierto.
- Nicolas, no sé si pueda hacerlo -excusé.
- Solo avísale a tu padre, dile que te quedarás. No te vayas por favor, te necesito aquí, conmigo -dijo mirando como con ojos de perrito abandonado bajo la lluvia.
No pude contenerme a esa mirada tan dulce y hermosa, así que le dejé un mensaje de texto a papá explicando el porque no volvería a casa. Volví a mirar a Nicolas, quien se había quedado dormido por completo. Me sentí mal por él. Verlo en ese estado, me hacía recordar a mi hermano menor Jake, siempre que se enfermaba, mamá era quien se hacía cargo de él y me sentí en ese lugar de mi madre con Nicolas. Me hice un lado en su cama y me recosté con él, aún colocando un pañuelo frío, ya la fiebre estaba desapareciendo. Miraba a Nicolas sin parar, sus mejillas estaban rojas tanto como sus labios un poco agrietados por la deshidratación, pero amaba mirarlo, era como si lo que sentía por él, creciese mucho mas. No me di cuenta en que momento me había quedado dormida con él. Pero en la mañana desperté, y no estaba en cama. Tenía los ojos entrecerrados, pero al ver el espacio en donde estaba Nicolas, los abrí por completo para buscarlo. Me senté en la cama de espaldas a la puerta, y fue justo en ese momento, cuando la voz ya mejorada de Nicolas invadió la habitación. Me había tranquilizado, sabía que todo estaba bien.
- Buenos días Backster -dijo ofreciéndome un vaso pequeño con café dentro.
- ¿Cómo te sientes? -pregunté tomando el vasito.
- Mucho mejor, gracias a ti.
Esbozó media sonrisa se sentó a mi lado.
- Gracias por quedarte, significó mucho para mí.
- No hay de que Nicolas -respondí.
Ambos sonreímos. Cada momento que vivía con Nicolas, mi memoria lo guardaba como una foto tomada por una cámara. No sé explicar en sí, todo lo que pasaba por mi mente en esos momentos. Nick, se había convertido en mi lugar feliz. ¿Y como fue que pasó?, ni yo misma sé responder esa pregunta. Todos dicen que los mejores recuerdos son los mejor se viven, y puedo decir que sí es así. A veces, sentía algo de resentimiento por la nueva yo, siendo cambiada por un chico, cosa que ni yo misma esperaba de mi. Es confuso la verdad. Pero, sin embargo creo que a mi mamá le hubiese gustado verme feliz y verme sonreír, siendo un chico la razón principal. Sé que Nicolas dijo: "Fuiste mi inspiración para volver a tomar mi guitarra", pero yo siento como si la inspiración real fuese él para mí.
Volví a casa tarde, Nicolas me acompañó hasta la puerta de mi casa. Me despedí de él aún algo preocupada, ¿Y si volvía a recaer? o ¿Si quizás fuera algo grave?, ya no sabía en qué mas pensar, pero debía mejor no hacerlo para no preocuparme tanto, aunque si me importaba su bienestar.
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Verano de Recuerdos
Ficção AdolescenteHay Recuerdos que se mantienen en la memoria y son buenos, pero algunos nos hacen llorar al acordarnos de ellos, que creen ¿Es necesario mantener esos recuerdos en nuestra memoria? Amy, es una joven de 17 años, con una pasión por la música desde ni...