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—Si fueras demonio, ya te hubiera cortado el cuello— dijo Hanae posicionando su katana en el cuello de Tanjiro.

Había pasado un mes desde la muerte de Kyojuro, con tiempo todos pudieron superar poco a poco su partida, al igual que su falta como pilar.

De vez en cuando, como ya era costumbre, Hanae ayudaba con el entrenamiento de Tanjiro, Zenitsu e Inosuke aunque solo se encargara de la habilidad con la katana. A ella le ayudaba eso.

—Otra vez, hasta que logres tocarme al menos un pelo.

—Pero ya no...— intentó protestar Tanjiro, pero fue interrumpido de inmediato.

—Nada de peros, otra vez.

Tanjiro asintió resignado, pero una sonrisa juguetona se formó en sus labios. Con movimientos rápidos y precisos, intentó acercarse a Hanae, pero ella se movía con agilidad, esquivando cada uno de sus ataques y contraatacando con habilidad. A pesar del esfuerzo y el cansancio, disfrutaban del desafío mutuo.

Hanae era realmente una cazadora muy buena, por algo era rango Hinoto.

En un momento de distracción, con un ataque ella lo empujó y él perdió el equilibrio, pero antes de que pudiera caer al suelo. Hanae se adelantó y con rapidez extendió su mano agarrándolo del cuello de su uniforme antes de que cayera.

—Otra vez, esa agilidad— exclamó ella—. Agradece que te alcancé a agarrar. 

Tanjiro se balanceó nuevamente con la ayuda de Hanae, ambos sentían una sensación cálida ante aquel contacto.

—Vas mejorando pero ya sabes— Hanae soltó el agarre con una sonrisa nerviosa, Tanjiro se enderezó con el mismo nerviosismo sintiendo la extraña sensación de pérdida cuando ella retiró su mano—, hay que enfocarse más.

—Sí claro, tienes razón— sonrió y rió de igual forma, aunque ambos sentían cierta extrañez en el ambiente, la ignoraron.

—Bueno...— tomó la katana que tiró al suelo y se posicionó nuevamente con una sonrisa—, sigamos.

El pelirrojo la miró incrédulo, llevaban horas entrenando y el cansancio se estaba haciendo presente en su cuerpo.

—Ayyy— se tiró al suelo en forma de estrella cerrando sus ojos—. ¿Qué tú no te cansas Kocho?

—Pues— se acostó igual que él a su lado—, no tanto, imagino que la costumbre.

Ambos se quedaron así un rato, ella entendía que él ya podía estar cansado y tenía razón, llevaban desde la mañana entrenando. En parte, él sentía que necesitaba un momento para reflexionar sobre ese extraño sentimiento que floreció durante el entrenamiento, una sensación que le gustaba, más de lo que jamás admitiría.

Tonterías, es una conexión especial de muy buenos amigos, claro.

—¡Caw! ¡Caw!— el graznido de un cuervo los sacó a ambos del trance en el que estaban.

Se enderezaron y miraron al cuervo.

—¿Misión?— dijo Hanae desanimada, recientemente regresaba de una y no quería ir nuevamente.

El cuervo de Tanjiro se paró frente a ellos.

—¡Diríjanse al noroeste!.

—¿Los dos?.

—¡Correcto! ¡Misión para ti, Tanjiro Kamado y tu compañera Hanae Kocho!

Se miraron mutuamente y sonrieron.

—Ni modo, ya no pudiste quedarte tirado en el suelo— se levantó antes que él y le ayudó a levantarse.

Ambos entraron por sus katanas y después emprendieron camino.

aishiteru | tanjiro kamadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora