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—¡Respóndeme!— rugió el demonio, poco a poco nuevas hoces se formaban en él poniendo alerta al pilar quien corría en su dirección

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—¡Respóndeme!— rugió el demonio, poco a poco nuevas hoces se formaban en él poniendo alerta al pilar quien corría en su dirección.

—¡Hanae muévete!— gritó el pilar logrando sacarla del trance en el que estaba, Gyutaro estuvo a punto de enterrar una de sus guadañas en el rostro de ella si no fuera porque logró contra atacar al instante.

Respiración del Cerezo, Tercera Postura; ¡Espíritu de pétalos envenenados!— gritó cortando al demonio por la mitad, la guadaña alcanzó a romper el otro hombro de su uniforme.

—¡Al ritmo de la partitura, a pelear por la victoria!— gritó el pilar eufórico abalazándose al demonio.

—¡Ya deja de hablar!— Gyutaro se impulsó hacia atrás para evitar recibir de lleno el ataque de Tengen formando inmensas hoces mientras lograba regenerar el gran corte que Hanae le provocó.

—¡Uno! ¡Tres! ¡Siete! ¡Cinco! ¡Trece! ¡Ahora puedo ver tu asquerosa partitura!

—Es impresionante...— susurró Hanae a sí misma, el cansancio ya estaba presentándose principalmente en sus piernas impidiéndole levantarse.

—Claro que lo es— dijo Tanjiro aterrizando a su lado—. Al igual que tú, fue impresionante cómo lo cortaste.

Le extendió su mano para ayudarla a levantarse. Al pararse con él no evitó alarmarse por su estado—. Tanjiro tú...

—¡No te preocupes!— no quería su lástima, por ahora sus heridas no importaban estando en un momento como ese—. No perdamos el tiempo, ¡Vamos a ayudarle!— dijo Tanjiro corriendo hacia donde estaba el pilar, Hanae lo miró atónita y empuñó nuevamente su katana.

A medida que corría, sentía como su boca comenzaba a llenarse de sangre por lo que iba escupiendo.

« Su veneno ya está haciendo efecto. »

Tanjiro lo notó y aunque sabía que Hanae jamás lo dejaría preocuparse por ella, le era prácticamente imposible. Sin embargo, no la defraudaría, ella ya había hecho demasiado por ellos así que era su turno. Pelearía hasta que su cuerpo no pudiera más.

—¡No paren!— ordenó Uzui al ver a ambos cerca de él.

Ninguno lo haría, obedecieron y ambos saltaron hacia el demonio. El demonio al estar acorralado por los tres, utilizó su guadaña para defenderse de Tanjiro, descuidando a Hanae por creer que ya estaba más débil.

Tanjiro se convencía en seguir dando todo de sí a pesar de tener la guadaña enterrada en su mandíbula y enterró su katana en el cuello de Gyutaro. Hanae evitó que el ojo del pilar fuera arañado por otra de las guadañas, cortando su brazo con mayor dificultad.

Su katana no era apta para usar el veneno de glicinas y al haber estado en un constante contacto con éste se había desgastado de una forma exagerada. Como jamás le había ocurrido.

aishiteru | tanjiro kamadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora