Bajo la dictadura de una tarde nubosa, el viento se apropió de su rostro voraz, acrecentando la fina tonalidad carmesí sobre sus pómulos estilizados. El constante ajetreo de los transeúntes a esa alturas era habitual, sintiéndose seguro entre los laberintos de las calles pavimentadas, mezclándose entre ellos.
Encajado a sus pensamientos sobre las estrafalarias construcciones, dio inicio a una disputa por cuál era el estilo del que más gozaba. Seúl sofocaba con las implementaciones más modernas, y a pesar de disfrutar con la magnificencia de la innovación futurista, se sentía más apropiado al panorama clásico que Venecia le otorgaba; considerando en un porvenir mudarse y pasar el resto de su vida rodeado de un arte monumental.
Girando en su sitio alzó la vista a la vértice de un poste direccional, el prominente nombre de "Santa Lucía" se pavoneaba en la cima con un fondo negro y letras blancas. Observando la pantalla de su celular, supo estaba en el lugar indicado. Analizando a su alrededor con un furtivo mirar oscilante intentó seguir las indicaciones exactas que Jeongguk le había dado, donde se encontraría con un fastuoso recinto de mármol grisaseo sobresaliente en el centro, enfatizando era el único con dicha tonalidad.
Ubicado en el extremo contrario, decidió permanecer allí por unos minutos, examinando desde la ajena lejanía. Durante el trayecto se mantuvo absorto en una tentativa por no extraviarse, pero ahora, sin más, los nervios comenzaban a manifestarse perpetuadores. La emoción de encontrarse nuevamente con el anfitrión era en cierta manera confortable, pero también un desafío devorador. Jamás se sabía qué podía ocurrir con Jeon Jeongguk.
Una corpulenta puerta de madera cremosa se hallaba abierta en su totalidad, y aunque brindaba una grata bienvenida, analizando las cintas rojas bajo las escaleras comprendió no era para cualquiera. Era una exposición privada. Los respectivos invitados se acercaban, un hombre alto de tez marrón profundamente oscura comprobaba sus nombres en una mediana lista, separando las bandas bermellón para dejarles acceder.
Fue diligente en examinar las prendas que portaban los visitantes, y a pesar de no ser atuendos ostentosos como en un momento creyó, todos tenían una usual conexión con la moda. Por un instante se sintió inseguro, volteando hacia el espejo de la vitrina a sus espaldas estudiando su propio aspecto. Jamás lució desaliñado, aquel momento no era la excepción. Era portador de una silueta y vestuario estilizado, cualquiera que no le conociera pensaría era el típico modelo de pasarela londinense, aumentando en él la convicción de estar listo para involucrarse en el círculo.
Al cruzar la calle sintió las palmas de sus manos sudar. El palpitar alocado de su corazón claramente podía percibirlo en el centro de su traquea, secándole la garganta por la inmensa ansiedad acaparadora. No habían pasado ni veinte segundos y una larga fila le hizo suspirar cansino, notando prontamente que era el centro de atención de aquellas miradas curiosas que no tenían convocatoria para contemplar qué causaba tanto alboroto en el interior de la zona.
Titubeante en una certera decisión, se acercó al lado opuesto de la hilera de personas recorriendo el recinto indiscreto y temeroso en un intento por convencerse de que todo estaría bien, era una buena elección.
Abismado con las manos escondidas dentro de los bolsillos de su abrigo, castamente distinguió como su capacidad visual era opacada por una espesa sombra, alzando el rostro para toparse con el prominente hombre a cargo de la seguridad. Avergonzado, sintió la necesidad de sonreír leve, como si fuese descubierto en un acto indebido. De soslayo pudo captar era el único varado allí, los demás habían ingresado sin percatarse.
El sujeto corpulento levantó la lista y miró sobre ella. A base de un hondo tono de voz, interrogó cortés:
«Come ti chiami?». En aquel momento deseó llevar consigo su diccionario, sintiéndose un completo inútil por no captar o discernir una pizca de familiaridad en las palabras.
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ARRIVEDERCI ✿ KOOKMIN
Fanfiction© HISTORIA ORIGINAL. PROHIBIDA SU COPIA Y ADAPTACIÓN. | Arrivederci | Años a su lado le obligaron a habituarse al desenfreno constante de sus sentimientos, soportar la desdicha de llevar consigo un vínculo tortuoso y marchito, acorralado por la fa...