Cada resguardo se hallaba impregnado, empapado en resuellos y gemidos exorbitantes. Taehyung embestía a Jimin vehemente, cegado por la tempestad de la ambición a tenerle entre sus brazos, bajo su cuerpo extenso. Necesitaba desprenderse en su interior, vaciarse hasta sentirse nuevamente consumido, renovado.
Había logrado persuadirle, considerar la propuesta de una nueva oportunidad. Jamás sintió tanto miedo como en aquel momento. El mismo contexto siempre persistió en las disputas tenaces, y a pesar de todo, Jimin nunca había desafiado con abandonarle, ni siquiera cuando se atrevió a golpearle.
La seguridad titilando en los ojos avellanas fue tangible, llevándole a una crisis. De ningún modo en algún punto culmine de su vida imaginó perdurar sin Jimin, ni siquiera era un tema de supocisión en ocasiones de reflexión. Simplemente Jimin no podía alejarse de su vida, y aunque el egoísmo destrozaba, no era un cuestionamiento para hacerle cambiar de opinión. Cinco años de amistad para atreverse a dar el gran paso para ser novios. Tres años de relación no podían deshacerse cuando quisiesen.
—Oh... Tae —gimió.
Se hallaba boca abajo, sus dedos aferrados a la fina tela de la almohada, disfrutando en como Taehyung le montaba sin cuidado alguno. Adoraba el sexo desenfrenado, y también adoraba el romanticismo después de una sesión de placer. Halado del cabello se exigió se alzara, recargando la espalda en el torso adverso, sostenido de la mandíbula para responder a un ósculo fanático.
—Vamos, Minni —susurró Taehyung, sosteniendo entre los dientes la cálida piel carmesí de se su mejilla—, quiero oírte.
Jimin jadeó cuando aquella lengua adquirió poder, ingresando a su cavidad anhelante, repleta de soberbia. Toda señal había pasado inadvertida, y le fascinaba, le maravillaba la posesividad que su amante tenía a la hora de concretar una acción erótica, sentirse deseado entre su fuerza masculina.
El sexo fue el mediador de tener una relación. Toda propuesta propinada por Jimin, él primero en tener sentimientos encontrados por el contrario. En aquel tiempo Taehyung se mantenía bajo el resguardo de la ingenuidad, incapaz de notar las señales que le eran brindadas con dobles intenciones amorosas. Fueron presentados por la misma personas del entorno social que compartían; Kim Namjoon. La química fue perpetua, no tenían cosas en común, pero ese fue el punto exacto de la conexión, eran polos opuestos. Esa noche, en aquel club, se mantuvieron charlando hasta que los primeros rayos del sol se atrevieron a interrumpirles. Jamás perdieron contacto, cada vez volviéndose más cercanos. Las invitación para salir y pasar tiempo juntos eran constantes, aventurándose a ser convidados a sus respectivos hogares. Nunca conocieron los momentos o silencios incómodos entre ellos, todo el tiempo teniendo algo para decir o contar.
Jimin renunció a un grito lastimero envuelto en placer, saturando las paredes de la habitación, encontrando la finalidad del clímax. Taehyung por el contrario se mantuvo con el mismo ritmo, alcanzándole. Completamente satisfecho, se recostó a un lado, atrayendo a Jimin hacia su cuerpo, posicionando la cabeza en su pecho, dejándole oír los palpitares arrebatados de su corazón.
—Estos son los mejores momentos —Taehyung confesó, adueñándose de la pequeña figura entres sus brazos. Jimin siempre fue su páz, más nunca el cable a tierra—. Te amo.
Sonriendo, Jimin levantó el rostro, recargando su mentón para observarle fijo.
—También te amo. De eso eso hay duda.
—Tu cabello es tan sedoso —enredó los dedos en él—. Todo en ti es perfecto, fuiste creado por los
ángeles.
—Calla —sonrojado, le golpeó sin fuerza—, sabes que me avergüenzo con facilidad.
—Me encanta cuando lo haces, por eso lo hago. Me da a entender que mis palabras causan efecto sobre ti.
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ARRIVEDERCI ✿ KOOKMIN
Fiksi Penggemar© HISTORIA ORIGINAL. PROHIBIDA SU COPIA Y ADAPTACIÓN. | Arrivederci | Años a su lado le obligaron a habituarse al desenfreno constante de sus sentimientos, soportar la desdicha de llevar consigo un vínculo tortuoso y marchito, acorralado por la fa...