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El pesar en sus párpados hinchados se hizo notar en cuanto la luz del amanecer invadió la habitación. Recobrando la compostura, la melancolía le envolvió fugaz y tormentosa, deseando que lo ocurrido aquella madrugada fuera más que una simple pesadilla.

Había llorado con tanto fervor que el sueño fue el único encargado de vencerle. Un gran aliado en momentos desdeñosos. Lamentablemente el dolor en cada centímetro de su cuerpo y el estrés mental que poseía no podían despojarse con la misma facilidad.

Observó de soslayo el lugar que Taehyung ocupaba en la cama. Las marcas del cuerpo permanecían plasmada sobre las blancas sabanas, advirtiendo pasó la noche junto a él sin la necesidad de adquirir droga. Se sintió agradecido.

La refrescante melodía del agua caer por la regadera era absorbida por las cuatro paredes del baño que estaba en la habitación; Taehyung se deshacía de todas las impurezas adquiridas la noche anterior. Jimin no estaba dispuesto a cruzarse con él, al menos no tan aturdido por la somnolencia que aún hacía estragos en su sistema. Cogió una toalla y las respectivas prendas que usaría, ocuparía el baño de invitados.

Contemplando su reflejo a través del espejo situado arriba del lava manos, sintió pesar por sí mismo. Las medianas bolsas bajo los ojos se burlaban grisaseas, exigiéndole cargar con un aspecto enfermizo.

¿Cuánto más estaba dispuesto a llevar una vida como aquella solo por lástima?

Sacudiéndose el cabello húmedo se introdujo en la cocina, encontrándose con Taehyung. Toda propuesta de evitarle era en vano, después de todo vivían juntos. Se hallaba sentado, mirando un punto fijo, intacta sobre la mesa se encontraba una taza con café recién hervido. Jimin quería acercarse, abrazarle y brindarle ánimos, aparentando todo estaba bien, pero lamentablemente se sentía verdaderamente herido por la amenaza de un nuevo golpe.

Con todo el autocontrol infringido le ignoró, dirigiéndose a la despensa donde albergaba el té que acostumbraba a tomar frecuentemente. Se proclamaba como un chico bastante sano, constantemente preocupado de una buena alimentación y lucir bien. Sabía que frente a las miradas ajenas lucía como un pretencioso, pero para él la apariencia lo era todo.

La nevera siempre estuvo dividida, sus alimentos bajos en calorías y la fast food de Taehyung; cuando no estaban peleados, adoraba consentir a su novio con deliciosos bocadillos. Jimin envidiaba la capacidad de Taehyung para comer todo tipo de comestible sin engordar, muy por el contrario, él todo el tiempo debía procurar mantener un peso acorde a su altura. Era agotador.

A medida que Jimin se desplazaba por el sitio, podía presenciar el mirar curioso de su novio clavar en la nuca. Taehyung estaba arrepentido y anhelaba entablar conversación, pero el enfado en el cuerpo de Jimin era palpable. Era sensato en reconocer cuán mal agradecido era, odiaba provocar circunstancias que mutuamente le dañaban emocionalmente. Pero no podía evitarlo, la droga y la necesidad de consumirla estaba aferrada a su interior. Quería llevar una vida sana, como tantas veces Jimin rogó, pero no era capaz de renunciar a la diversión que la noche le entregaba gentil. Era allí donde se sentía libre, donde sus alas se extendían para disfrutar de lo que añoraba.

Por muchos años vivió bajo el legado de una familia adinerada, incapacitado de opinar o desplazarse a gusto propio. Siempre viviendo las reglas y el sueño de alguien más. Con el tiempo aquello terminó por ocasionar un severo trauma, incentivándole a liberarse de las cadenas que tanto dolor le provocaban. Se prometió a sí mismo obtener sus propias reglas e ideologías para subsistir.

La idea de poder independizarse le parecía excitante, lamentablemente el ambiente con el que comenzó a relacionarse le causó un daño aún más terrible. Era inexperto, la vida fuera del entorno al

ARRIVEDERCI ✿  KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora