Capítulo IX. Una trampa

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Como habíamos decidido, Anne se quedó en casa. Le costó convencer a su madre de que el dolor era real y que le resultaba del todo imposible acudir al instituto, pero aún le costó más que su madre fuese a trabajar, ya que se había empeñado en llevarla al médico y quedarse en casa cuidándola. Finalmente lo consiguió alegando que en un par de horas y tras tomarse una pastilla estaría mejor e iría al instituto.
A Michael, Josh y a mí nos correspondía difundir el rumor. A Peter lo dejamos al margen porque su credibilidad es casi nula y terminaría estropeando el plan. Nosotros teníamos que ser los ojos, la voz y los oídos. Cualquier movimiento podía ser clave.
Anthony tampoco acudió al instituto. Tras la salida de los padres de Anne se parapetó tras unos árboles en frente de la casa y esperó acontecimientos. Michael haría de nexo entre el instituto y la casa de Anne.
En la primera hora me senté junto al grupo de las chicas más cotillas de la clase, pese a que no me llevo mal con ellas, son unas auténticas víboras. Cualquier chisme, rumor o chascarrillo lo convierten en una verdad irrefutable.
- ¿Os habéis enterado? –pregunté a una tal Sonic con la que sólo había hablado un par de veces y que siempre se creía en posesión de la verdad.
- ¿De qué? –respondió sin disimular su curiosidad.
- Ah! vaya... creía que lo sabíais –respondí con cierto desdén.
- ¿Qué teníamos que saber? –preguntó una de sus amigas, la más descarada, cuyo nombre sí que no recordaba.
- Mi amiga Anne ha encontrado un diario –les dije intentando captar toda su atención.
- ¿y qué? –respondió Sonic -hay miles de diarios.
- ... es el de Helen –respondí bajando la voz.
- ¡Queeeeee! –exclamaron todas al unísono.
De repente se hizo el silencio, algunas cabezas se volvieron hacia nosotras, pero el profesor de Literatura acababa de entrar en clase y reclamaba toda nuestra atención.
- Abrid el manual de Literatura contemporánea por la página 122.
Mi trabajo ya estaba hecho, ellas se encargarían de difundirlo por todo el instituto.
Así fue, a la hora del recreo no se hablaba de otra cosa, además el rumor había ido creciendo y ramificándose en distintas versiones: que si Anne iba a llevarlo a la policía aquella misma tarde, que si Helen decía en el diario que Ron la maltrataba, que si aparecía el nombre de un profesor, que si confesaba que había mantenido relaciones con chicas... un largo etcétera de invenciones.
- Creo que hemos cumplido con nuestra misión –comenté con Michael y Josh mientras nos comíamos el bocadillo sentados en una mesa de la cafetería.
- ¡Y bastante bien! –dijo Josh sin disimular su satisfacción.
- ¿Habéis visto algún movimiento extraño? –preguntó Michael.
- Lo cierto es que no he visto nada raro –dije un poco decepcionada. En mi imaginación veía a alguien saliendo despavorido del centro y nosotros tras él, pero el que fuese debía tener nervios de acero.

En aquel momento se acercó a nosotros la profesora de Música, la señora Mc Allister y tras preguntarnos cómo estábamos me pidió que la acompañara

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En aquel momento se acercó a nosotros la profesora de Música, la señora Mc Allister y tras preguntarnos cómo estábamos me pidió que la acompañara.
- ¿Rose, tienes un minuto?
- Claro Señorita Mc Allister ¿qué sucede?
Nos apartamos un poco del grupo y me acercó a la barra de la cafetería donde se encontraban otros profesores.
- ¿Es cierto lo que dicen de tu amiga Anne?
Sabía que aquello me iba a meter en un tremendo lío, pero ahora no podía desbaratar el plan, así que continué con la historia.
- Sí, me llamó anoche y me lo dijo. Helen y ella tenían una especie de casita del árbol cerca de High Rock donde iban cuando se sentían mal. Allí encontró su diario.
- Hay que llamar a la policía inmediatamente –dijo casi sin dejarme terminar -¿dónde está Anne?
En ese momento un estremecimiento invadió todo mi cuerpo y me dejó petrificada, pero pensé en la estrategia que habíamos diseñado para conocer al asesino de Helen y continué con la mentira.
- Ella está en su casa, hoy no se encontraba bien. Creo que irá esta tarde. Está esperando que su padre vuelva de un viaje...
- Pero eso no puede esperar, tiene que llevárselo ya, antes de que sea más tarde. El asesino sigue por aquí –me interrumpió.
Ella parecía tan convencida como nosotros de que el asesino era alguien del instituto y quería descubrirlo lo antes posible.

Demasiado joven para morir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora