capitulo 14

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Tuve que aceptar mi realidad. Todo lo que he vivido con Rebecca hasta ahora ha sido sólo un sueño, un maldito sueño.

No conocía a su familia, ella no se me declaro, no tenía anillo en mi dedo. No fui a su apartamento... Siempre me quedé aquí en este apartamento desde que salí de The Hills.

Entré en una depresión tan profunda que cuando Rebecca me abandonó, que acabé entrando en una realidad paralela viviendo un hermoso sueño de amor con ella, que en realidad no existía.

Esa noche en que salí para intentar conseguir dinero... No era Rebecca en aquel carro, fue todo una mera ilusión. En realidad la persona era la tal Nita. La recuerdo haberme poseído varias veces, parecía no cansarse nunca. No podía sentir placer alguno, ella estaba siendo bruta. Pero, ¿qué podía hacer? Me pagaban por eso.

Pero ahora, me desperté a la realidad y tengo que contentarme a ser lo que siempre he sido: Una prostituta.

HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

¡seguro hubo varios infartos aquí!

***

Freen POV.

Desperté. Algo me trajo de vuelta, sacándome de aquel lugar y de aquella desesperación torturante. Tosí con fuerza, tratando de respirar otra vez. Confusión. No podía asimilar ninguna información correctamente.

Estaba claro. El cuarto todavía estaba invadido tímidamente por el morbo del exterior, pero esta vez la realidad que llegaba poco a poco comenzaba a tener más sentido.

-Tranquila...

Intenté deshacerme de los brazos.

Eran brazos fuertes, y aunque la sensación de tenerlos allí pareciera conocida y hasta reconfortante, luché contra ellos, muy perdida para entender.

Tosí más veces, y una náusea súbita me tomó con una fuerza muy grande para intentar controlarla.

Estiré el cuello a un lado, sin conseguir ver bien, y todo lo que estaba dentro de mí salió en un chorro de muchas cosas mezcladas y asquerosas. Mi garganta ardía como si fuera fuego, y pude sentir los brazos a mi alrededor aflojar el apretón y los dedos asegurar mi cabello en un tipo de cola de caballo improvisado, tratando de separar los mechones del sudor que cubría mi cara y cuello.

La náusea vino en olas, y cada onda resultaba en un nuevo chorro de algo malo. Mi cabeza empezó a doler instantáneamente, pero poco a poco fui retomando el control de la situación, vomitando cada vez menos, viendo cada vez más.

Un suelo de madera oscura. Gracias a Dios no era alfombra.

-Calma, princesa... - La voz detrás de mí salió vacilante, temblorosa.

Mi cuerpo entero temblaba. Vomité más. Sin pensar en nada, descubrí la mano derecha en mi pecho y la estiré, mirando fijamente la alianza fina en el dedo, pidiendo silenciosamente que simplemente no desapareciera delante de mis ojos. La tocaba con el pulgar, tratando de contener el temblor casi epiléptico, queriendo sentirla y cerciorarse de que aquello eso sí era real.

My sweet prostitute (adaptación Freenbecky) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora