capitulo 24

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Rebecca POV.

Cuando llegamos al hospital, me encontré con la difícil tarea de parecer normal. Yo me había prometido acatar el pedido de Freen, repetido exhaustivamente durante todos los 15 minutos de viaje (que, en condiciones normales, deberían hacerse en media hora)

"No hagas un escándalo."

"Se normal."

"Nerviosismo es una cosa, el pánico es otra."

-Buenas noches. Mi mujer entró en trabajo de parto y necesita ser atendida. - Comencé, tratando de tragar el grito para las tres mujeres de la recepción. Como me imaginé que no me tomaría en serio, me apresuré a añadir: - El obstetra le mandó que viniera lo más rápido posible.

Una de las mujeres, tal vez notando la fuera que yo hacía para no explotar (o tal vez notando que Freen estaba en trabajo de parto) se apresuró a conseguir una silla de ruedas en algún rincón allí cerca de la recepción. La ayudé a sentarse con cuidado, y una nueva ola de contracciones la alcanzó. Y cada vez que su rostro se contorsionaba, tenía ganas de golpear a alguien a mi lado por no hacer nada para que su dolor pasara.

-Usted tiene que rellenar algunos datos de ese formulario... - Una de ellas comenzó, claramente no entendiendo la situación.

-¡Yo relleno lo que quieras, pero coloca a mi mujer en un cuarto primero!

-¿Son la pareja del Dr. Lewis? - Otra mujer preguntó.

-Lo somos.

-Ya está esperando. Voy a llevarlas hasta allí.

Todo lo que tuvimos que hacer fue caminar por un largo pasillo Freen en la silla de ruedas, yo (con un formulario en las manos) y la recepcionista caminando entrar en un ascensor y llegar a una sala verde-bebé claro. Y aún siendo todo lo que tuvimos que hacer, todo parecía que tardaba más de lo que tenía que tardar.

Freen no dejó escapar ningún sonido. Ella parecía querer mantener sus dolores en silencio, aunque sus contracciones fueron más constantes y aparentemente más fuerte cada minuto. Sin saber qué hacer para ayudarla, y asegurándose de que nada de lo que intentaba surtiría efecto, sólo me quedé a su lado todo el tiempo, repitiendo cosas como "todo va a salir bien" y "ya estamos llegando."

Yo estaba angustiada. Angustiada porque no podía hacer que su dolor pasara. Y porque mi hija quería salir de ella a la fuerza. Y era claro que yo sabía que eso sucedería algún día, pero verla de esa forma sólo hacía todo un poco más desesperante.

-¡Buenas noches! - El Dr. Lewis dijo cuando entró en la sala pre-parto. Había otras dos mujeres dentro, pareciendo ser sus auxiliares de parto, que le ayudaron con la tarea de levantar a Freen de la silla y sentarla en una cama alta.

-¡Doctor, ella tiene mucho dolor! - Me apresuré a hablar, no recordando en devolver el "buenas noches" dada. - No se le puede dar ningún medicamento...

-Rebecca, ella está en trabajo de parto. No hay mucho que se pueda hacer. La única cosa que va a hacer que el dolor pase es el nacimiento del bebé.

Su rostro se contorsionó otra vez, y otra vez me contorsioné, por instinto.

-Eh, ¿ya ha llenado el formulario?

Me di cuenta de que estaba hablando conmigo.

-¿Qué? No...

-Gran hora para hacer eso. Vuelve aquí en unos quince minutos, ¿ok?

-¿Qué? - Exclamé, sorprendida. - ¡No! No voy a dejarla sola...

My sweet prostitute (adaptación Freenbecky) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora