19. HACIA BRITANIA.

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Desde que los militares supieron de su nueva misión se mantienen en el cuartel militar. YiBo y compañía deben prepararse, y preparar a sus legionarios para las batallas que se vienen. Lucius Severus es enviado a una campaña militar. Su primera campaña por sí solo al mando, es el general en jefe de las legiones designadas para aplastar las revueltas en Britania. YiBo se mantiene pensativo. Es su primera misión como general, y no es que sea distinto a Jerusalén, ya que su misión es masacrar a los opositores a Roma. No tiene miedo, para eso entrenó toda su vida, y el que sus amigos que son sus hombres de confianza estén a su lado le dan la seguridad de victoria en esas tierras desconocidas para toda su tropa.

YiBo es el general, Marcus, Craso y Cayo sus tribunos, quiénes se han encargado de designar a los centuriones de cada cohorte, todos de confianza. Saben que toda victoria de una campaña militar depende de la lealtad de los legionarios para con su general. Es por eso que Marcus y compañía se aseguraron de tener solo oficiales en los cuales creían de verdad.

—Dos legiones —comunica Máximo Severus, cónsul de Roma a su hijo —, se te asignan dos legiones, la que ya has comandado la VII, y la VIII legión.

—¿Que ha pasado con el general de la VIII? —pregunta YiBo a su padre.

Todos los altos mandos están en el despacho del general del cuartel militar en las afueras de Roma. Los cónsules y generales Marius y Máximo son los encargados de dar los detalles de la misión. YiBo y compañía escuchan las novedades.

—Está muy enfermo —Marius es quien responde —, prácticamente su recuperación es... improbable. Por eso el emperador te deja a cargo de la VIII legión.

YiBo lleva su puño al pecho aceptando el honor que le concede el emperador. —No los decepcionaré.

—Hay algo más... —expresa Máximo con cierta preocupación.

Los jóvenes legionarios se ven entre sí expectantes.

—¿Qué cosa, cónsul? —YiBo trata a su padre con el respeto de su cargo.

—El Senado ha convencido al emperador de que...

—¿De qué? —pregunta YiBo con los dientes apretados.

—Tiberius se las arregló para que su hijo Flavio Tiberius sea parte de esta campaña —dice ya sin rodeos Máximo. YiBo presiona sus dientes y el esfuerzo se nota en los músculos de su mandíbula —. No está de más recordarte que no puedes tocarlo, YiBo.

YiBo comienza a caminar de un lado a otro mientras sus manos se vuelven puño. —¿Y si intenta algo en mi contra no puedo defenderme?

—No está ahí para deshacerte de ti, YiBo —esta vez es Marius quien habla —. Al menos no de manera física. Está ahí para ver tu desempeño como general en jefe, no tengas duda de que buscara cualquier error que cometas por pequeño que sea para poder acabar con tu prestigio, para hundirte junto a tu familia en el deshonor, y sabes que eso Roma no lo perdona.

—Mierda... —dice Craso con tono suave, solo Cayo y Marcus son capaces de oírle.

Los tres tribunos militares se miran entre sí, y eso es suficiente para entender muy bien lo que deben hacer, así sea en contra de la voluntad de YiBo.

—¿Qué cargo trae Flavio Tiberius? ¿Cuestor? —Máximo y Marius se miran y eso pone en alerta a YiBo que prácticamente grita la pregunta —.¡¿General adjunto?!

—No, no, claro que no, yo eso jamás lo permitiría —asegura Máximo.

—¿Entonces?

—Tribuno militar...

—¡Mierda! es una trampa, una maldita trampa —dice YiBo sin dejar de caminar de un lado a otro.

—Además...

El General Extranjero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora