El General Extranjero.

17. UNO MENOS...

El General y sus hombres cabalgan sobre las calles de Roma, todos aquellos que se encuentran con la columna de militares se hacen a un lado de inmediato, pero eso no evita que se fijen en el hombre cuyo cuerpo es arrastrado por las calles, muchos murmullos resuenan y es obvio que se preguntan quién es el condenado y que habrá hecho para recibir semejante castigo; el cuerpo iba amarrado al caballo de quien, por su armadura, capa escarlata y ese casco con máscara que no dejaba ver su rostro denotaban ser el líder de la legión, muchos habían oído hablar de él, pero pocos conocían su rostro, en especial la plebe, que nunca tendrían el privilegio de conocerlo y la curiosidad los mataba, muchos rumores comenzaban a circular por las calles romanas, y por supuesto los más llamativos eran aquellos que decían que usaba máscara porque su rostro estaba deformado...

«Cuando su padre lo vio con sus rasgos físicos diferentes lo expulsó de la familia, y cuando creció el mismo destrozó su rostro porque ese era el motivo por el cual su padre lo odiaba»

«Su desfigurado rostro se debe al castigo de los dioses, el padre los ofendió al traicionar a su esposa romana con una extranjera»

«La propia esposa del General se encargó de mantenerlo encerrado para descargar en él su rabia, así que tantos golpes le destrozaron el rostro»

«Pues yo he escuchado a mi amo decir que el niño tuvo un accidente, cayó de su caballo y se desfiguró el rostro cuando el animal lo pisó»

Esos y muchos más rumores circulaban entre la plebe romana, no imaginaban el motivo de la máscara, menos que no había ningún rostro desfigurado al contrario de todos los rumores, YiBo era extremadamente atractivo, su padre lo amaba como a nada ni a nadie, su madrastra Gala jamás pensaría en tocar un cabello del chico y por supuesto nunca tuvo un accidente porque para eso siempre estuvo rodeado de sirvientes que lo protegían con su propia vida, y mucho menos hubo castigo o maldición de los dioses, las masas simplemente prefieren especular sobre lo que no saben y dar una explicación a lo que no entienden.

Cuando la columna militar alcanza la cuadra donde vive Dacio disminuyen la marcha atendiendo la orden del General que con un movimiento de cabeza le dice a Marcus que se detengan, el Capitán de inmediato levanta su brazo derecho y la comitiva se detiene en el acto.

—Desátenlo —le dice YiBo a Cayo que junto a Craso y Marcus cabalgan a su lado.

Cayo baja de su caballo y grita la orden. — ¡Suéltenlo!

Dos legionarios de inmediato comienzan a llevar a cabo la orden.

— ¿Qué quieres hacer? —le pregunta Marcus a su General.

—Empálalo... —le dice de manera tranquila.

Cayo mira a Marcus esperando la orden, la cual recibe con un movimiento de cabeza. Cayo entonces se dirige a los legionarios que desatan a Dacio.

—Claven un poste aquí —les indica el lugar con su pie, justo frente a la entrada de la casa de Dacio, de la cual sale un asustado Solonius; el Senador se preocupó cuando su amigo no regresó en toda la noche, se supone que solo iba a una reunión, así que decidió ir a su casa en donde tampoco nadie lo había visto, el Senador entonces lo esperó pacientemente y cuando escuchó el alboroto afuera salió esperanzado, pero todo se derrumbó cuando vio al General y sus hombres, obviamente ver a Lucius ahí no era buena señal, más sabiendo que Dacio había puesto sus ojos en Casius.