Caos. Esa es la palabra perfecta para resumir toda esta mierda.
Mi vida se ha convertido en un concierto de caos, una sinfonía desgarradora de desorden y desolación desde que las decisiones de mis padres desencadenaron una tormenta que aún hoy no ha encontrado su calma. Parecía como un gran tornado en un mar donde un pequeño velero buscaba llegar a tierra firme.
Mis esperanzas caían como las de aquel capitán, y eso que es imaginaria la situación; aunque, si nos ponemos a pensar un poco, no podía ser tan irreal.
Mientras mi padre se aleja, buscando refugio y consuelo en otras tierras, mi madre se queda y lo supera de a poco, una presencia desvanecida en un mundo que cambia constantemente y solo puedo quedarme varado. No se que hacer.
No se como sentirme.
Gran vida.
Cambiando de tema, no se como socializar. Juraría que un animal se comunica más que yo cuando no conozco a nadie y eso es tan jodido, odio compararme con medio mundo pero no lo puedo evitar. Crecí bajo las sombras y es lo que mejor se me da, eso y hacer unos muffins deliciosos.. Me fui por las ramas, me disculpo.
Volviendo a mi perfecta vida... -nótese el sarcasmo-.
ㅡOye rarito, ¿puedes dejar de leer un poco y prestar más atención?ㅡ Ese fue Jack Lee, un hermoso nombre siendo utilizado por un idiota como el. Podría jurar que el que aparece en el Titanic me cae mucho mejor que este descerebrado. Su presencia me irrita más que un grano en la nariz en una fotografía escolar, asqueroso.
Nuevo colegio, nuevos rostros, y una perspectiva remota de una vida posiblemente diferente. Sin embargo, solo la primera de esas expectativas parece cumplirse. El amor, en el mejor de los casos, parece una fantasía lejana, reservada para aquellos que saben cómo navegar por las corrientes tumultuosas de la interacción humana. Yo, por otro lado, me ahogo en la marea de mi propia timidez. Y me siento ofendido por eso.
Es tan jodido ser así, solo me limito a mirarlo a los ojos y dejar mi libro a un lado. Aquiles tendrá que esperar un poco. Ensimismado, lo observo y paseo la mirada alrededor. Todos estaban en su mundo, agradecía eso desde el fondo de mi ser. No me agradaría ser el centro de atención el primer día en este lugar.
Vuelvo la mirada hacia el, pequeños toques de burla se asomaban en sus ojos. Sentía que una idiotez saldría de su boca. Y realmente no me equivocaba.
ㅡ¿De verdad puedes ver con esos ojos?ㅡ Su voz sisea como el viento helado, mientras pasaba sus manos por sobre su rostro y jalaba tenuemente el borde de su párpado, dan forma a una máscara de mi propio rostro, una caricatura cruel de mi propia existencia. Sin duda, no tenía materia gris; ni una sola pizca. ㅡdescuida, con una operación bastará para que tengas ojos normales.
Su comentario no fue lo que hizo que mi enojo incrementara, fueron sus gestos e intenciones. Y digamos que sumando a todos los problemas que tenía antes, paciencia no me quedaba mucha.
ㅡTal vez yo pueda arreglar mis ojos, pero tú no te puedes operar el cerebro.ㅡ me levante y huí de ese lugar temiendo por mi propia vida. ¿La había cagado? Indudablemente ¿Me arrepiento? Ni un poquito, ese gusano palmípedo me estaba quitando la poca paz que leer 19 Days me regaló antes de venir aquí.
Si ese tipo de cosas pasarían todo el tiempo que me queda en este lugar, me voy ahora mismo a casa. Y no aceptaría un no como respuesta.
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Sobre el pasto estaba recostado, mirando al cielo y suspirando de tanto en tanto. El cielo era simplemente hermoso y eso nadie lo podía negar.
Estaba despejado, bajo el cielo que se tiñe de púrpura y rosa, creando una vista magnifica. Se podía decir que era el atardecer mas lindo que había visto en mi vida, y eso era demasiado. Me levante y solo me limite a observar alrededor, estaban ahí varias familias jugando, comiendo o simplemente pasando el rato. ¿Realmente esa era una familia? ¿Así de felices deben ser los niños junto a sus padres?
Revolví mi cabello con exasperación y quite cada pensamiento negativo de mi mente, no quería acabar el día con pesimismo en mi cabeza. Me levante y sacudí mi ropa, quitando el pasto seco de mi cuerpo y mire por última vez el cielo. No quería irme.
Pero incluso aquí, entre los susurros del viento y el tintineo de la hierba bajo mis pies, la sombra del caos se cierne, recordándome que el hogar sigue siendo un lugar lejano e incierto para mi. Esta vida es un cúmulo de incertidumbre, un reflejo distorsionado de los sueños que una vez tuve.
Era hora de volver a "casa" o al infierno ahí.
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Melodias del corazón ✶
Teen FictionEn una época distante, una ballena solitaria emitía su canto a una frecuencia de 52 Hz, un lamento melancólico que resonaba en los océanos. Los científicos especulaban que esta singular melodía era un anhelo de amor no correspondido, perdido en el v...