Café con aroma a chico.

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-¡Se accidentaron los cereales!
-¿Que pasó?
-Choco Crispy y se lastimó Zucarita.

-¡Se accidentaron los cereales!-¿Que pasó?-Choco Crispy y se lastimó Zucarita

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Lost in the light - Bahamas

El burbujeo proveniente de un refresco peculiar era lo único que podía escuchar Aiden, estando tan cerca de la barra de aquella taberna que conocía tan bien. Que le diera pavor convivir con personas semejantes a su edad -rondando entre dos años menor a cuatro mayor- era una pesadilla; en una tarde, poco lluviosa para su gusto, tuvo la infortuna de provocar a un par de motociclistas y bueno, no fue una experiencia muy grata que digamos.

Siendo perseguido por dos manzanas y poco más, pudo entrar en aquella taberna escapando de ellos. Fue una escena muy parecida a Tangled y mentiría si afirmara que no se estaba casi cagando en los benditos baggies que traía puestos; sentía el frío calar sus huesos y no sabía si huir o buscar un rincón y hacerse bolita era lo mejor en ese tipo de situaciones.

El miedo le cernía el cuerpo entero y sus ojos veían de cada tanto el panorama; muchos señores mucho más grandes que él se encontraban en ese lugar, la mayoría estaban bajo efectos del alcohol y no dejó de temblar hasta llegar a la barra. Donde un Señor -le calculaba cincuenta años o poco más- se le miraba limpiando un vaso con un trapo viejo mientras le analizaba de pies a cabeza y negaba con incredulidad.

ㅡ Niño, ¿Qué haces en este lugar? Se ve de sobra que no eres de por aquí ㅡ finalizó dejando aquel vaso a un lado, cruzó los brazos dándole toda la atención al niño frente a él. Aiden estaba cansado de ese trato, pero aquel señor tenía razón; él no pertenecía a ese lugar. Ni siquiera pertenecía a ese país.

Al final, Aiden se negó y permaneció en ese lugar. No quería mojarse, no ese día y al ver el clima por alguna ventana a la lejanía; tomaba ese suceso como imposible. Pidió una Dr. Peppers y con aburrimiento tomó de aquel vaso, no quería hablar con nadie y aquel señor lo comprendió.

Luego de esa vez, cada tarde lluviosa -o cualquier día en el que esté aburrido o cansado de su vida- se dirigía a ese lugar y tomaba la misma bebida. Con el tiempo, todos los clientes que frecuentaban ese lugar le conocían y poco más le saludaban; era un pequeño rincón dónde se sentía pleno en verdad. Aquel señor, se convirtió en una figura autoritaria y él no podía estar más agradecido.

Volviendo al presente, John -un nombre común para un viejo como él- le servía una vez más esa bebida mientras Aiden jugaba con la basura minúscula que se encontraba cercana a él. Siendo que estaba recostado en la barra y su cabeza yacía entre sus brazos en pose de claro aburrimiento.

ㅡ Niño, hoy cerramos más temprano; por lo que no podrás estar acá por mucho tiempo más. ㅡ John le miró mientras limpiaba la barra, delineando la silueta que Aiden formaba en ese lugar. Aiden al oír eso se levantó con una expresión de incredulidad, un solo pensamiento le invadió.

Melodias del corazón ✶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora