¿Sabías que? El ojo humano es capaz
de detectar 3 millones de colores diferentes.Sparks - Coldplay
Por fortuna el día estaba de colores vibrantes, acompañando a Aiden en su propio sentir, le daba la suficiente esperanza para mandarle algún mensaje a Liam luego de su depresivo estado del día anterior. Era cambiante y lo sabía, tal vez se debía a algún mecanismo de defensa que su cerebro utilizaba para no matarse en ese lugar. Por algo estudiaba física, no psicología.
Dejando sus pesares emocionales a un lado, estaba en un estado ¿neutro? para ser exactos, su negativismo del día anterior fue neutralizado por su explosión de felicidad hasta hace unos momentos. Era una definición clara de su estado de ánimo de siempre.
Si, él era explosivo.
Pero no lo suficiente para ser una escoria con los demás, era más del tipo "explosivo solo consigo por temor a lastimar a alguien externo, pero sin miedo a romperse mil veces" y de hecho, sus conductas autodestructivas habían llevado a que sus brazos tuvieran miles de cicatrices desde la yema de los dedos -siendo estas no tan notorias- hasta la curvatura de su hombro -siendo las cicatrices más profundas que tuvo alguna vez-.
Su salud mental totalmente decaída había provocado eso, al igual que su nulo control sobre sus emociones llevándolo al límite con acciones perjudiciales para sí mismo. Acciones tales como lastimarse o gritarse internamente, insultando todo su ser para reprimir y hacer mucho más sutiles sus emociones hasta estar calmo.
A pesar de todo eso, hoy era diferente, tenía que ser diferente. Era un día de colores, de aquellos pigmentos que llenaban el alma con sutil esperanza; con esa chispa de optimismo que te devolvieron las ganas de vivir -aunque en algunos casos no aplica del todo-. Con emoción, Aiden decidió que era el momento perfecto para invitar a Liam a salir -aunque no del tipo salir de pareja, sino salir de salir- y ese pensamiento tan simple hacía que su corazón latiera desenfrenado en su pecho y que sus manos sudaran más de lo normal. Enfermo.
Tal vez finalmente había enfermado, preso de aquel amor que tantos juraban a son y sonata junto al resplandor de miles de lunas. Estaba enfermo por sentirse de esa forma cuando solo estaba enamorado.
Estaba jodido.
Se encontraba entre un remolino de emociones, un torbellino que lo arrastraba sin control alguno, sin resistencia, sin intención. Sentía como su corazón latía desbocado en su pecho, cada palpitar resonando como un fuerte tambor en sus oídos; la anticipación y el nerviosismo se enlazaban, creando una mezcla embriagadora que lo hacía sentir vivo de una manera que no había experimentado hace tiempo.
O tal vez nunca.
Las mariposas en su estómago revoloteaban con una intensidad que casi dolía, y una parte de él se maravillaba ante esas sensaciones que una simple expectativa podía tener sobre su estado de ánimo.
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Melodias del corazón ✶
Teen FictionEn una época distante, una ballena solitaria emitía su canto a una frecuencia de 52 Hz, un lamento melancólico que resonaba en los océanos. Los científicos especulaban que esta singular melodía era un anhelo de amor no correspondido, perdido en el v...