-Había un camión que llevaba choclo;
dobló y chocló.
Bored - Billie Eilish.
El día estaba triste, el cielo lloraba.
Había amanecido gris y sombrío, con nubes realmente pesadas colgando sobre la ciudad y una fina lluvia que caía sin cesar. El día era melancólico en exceso y eso afectaba el humor de la mayoría, las panaderías ya no inundaban las calles con el olor peculiar de pan recién horneado; sólo se podía percibir el olor del pavimento mojado. En pocas palabras, se sentía horrible.
Los truenos resonaban demasiado en el cielo, la velocidad de la luz combinada con los rugidos de dolor provocan pavor, parecía un maldito apocalipsis. Parecía que Dios estaba completamente cagado en el ser humano. Y bueno, tal vez por eso, Aiden estaba muriendo -no literalmente pero era dramático, muy dramático para ser sinceros-.
Al abrir los ojos, se sintió desfallecer sacando un gemido ahogado desde lo más profundo de su garganta y sintió un nudo horriblemente atado en su estómago; como presagio de algo mucho peor.
Dramatismo.
Según él, la enfermedad lo había tomado prisionero, encadenado su cuerpo a aquella cama con un peso insoportable que le oprimía el pecho haciéndolo llorar y temblar. Cada intento de movimiento contra el dolor punzante y el cansancio abrumador era una batalla perdida como si un caballero de eras pasadas se enfrenta a un poderoso dragón en búsqueda de una princesa ¿La bella durmiente? Tal vez.
Se sentía obligado a enfrentar un día -que ni siquiera quería vivir para empezar- y sentir como este se cernía sobre él como una sombra ineludible. Durísimo el asunto che.
Estaba agotado y débil, como si cada parte de su cuerpo estuviera protestando contra el simple acto de levantarse de la cama. Sus músculos dolían con una intensidad abrumadora, y un latido constante en sus sienes le recordaba la fiebre que le quemaba la frente; su cansancio ahora no se enfoca solo en lo físico, sino también lo mental. Estaba jodido realmente.
Esa enfermedad había llegado sin previo aviso, envolviendo su ser en una niebla de malestar y fatiga que parecía no querer desaparecer pronto. Un sudor frío le empapaba la piel, y cada respiración era un esfuerzo constante y agotador, como si el aire pesara más de lo habitual.
El sonido de la lluvia golpeando la ventana entre sonidos rítmicos era como una melodía elocuente y persistente sobre todo, la cual llenaba la habitación, acompañando los pensamientos sombríos de Aiden mientras trataba de reunir la energía suficiente para levantarse. Afuera, el cielo parecía un lienzo pintado de gris, y cada rincón del paisaje urbano se desvanecía bajo una cortina de lluvia torrencial, esa sería una perfecta definición del vacío interior que Aiden sentía.
ESTÁS LEYENDO
Melodias del corazón ✶
Teen FictionEn una época distante, una ballena solitaria emitía su canto a una frecuencia de 52 Hz, un lamento melancólico que resonaba en los océanos. Los científicos especulaban que esta singular melodía era un anhelo de amor no correspondido, perdido en el v...