Canciones sabor miel.

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¿Sabías qué? El libro más caro del mundo
es una copia del Códice Leicester.

¿Sabías qué? El libro más caro del mundo es una copia del Códice Leicester

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I hear a symphony - Cody Fry

El deleite de estar absorto en tu mundo con alguien más es uno de los placeres más grandes de este mundo, sin mencionar que el que este tipo de situaciones tengan soundtrack lo hace mil veces mejor. Y eso es algo que nadie puede negar; imagínate en un rato de alguna pasión -el dibujo, por ejemplo- y que en tu vida suene We both reached for the gun de Chicago o incluso la obsesión un poco tóxica que intenta pasar desapercibida hacía el estudio y las calificaciones perfectas sean adornados con Are you satisfied? de Marina sin duda cambia el ambiente.

Es raro ¿no es así?

El humano tiende a depender inconscientemente de alguien más aún si este no lo desea de esta forma, pues es un animal criado y creado para estar entre otros y formar una manada. Términos más técnicos podrían apuntar a la creación de una familia nuclear -sin que ambas partes dependan de sus padres y/o tutores, aunque en el mundo actual existen muchas excepciones hacia estos términos-. Y si no estás entre una familia de sangre, existen las familias elegidas; aquellas personas que nosotros queremos para formar un vínculo afectivo.

Es por esta misma razón que no podemos estar solos, pero no solos de "estoy harto de las personas a mi alrededor, voy a mi cuarto a encerrarme" y pasar dos o cuatro horas entre redes compartiendo vínculos con más personas. Porque la soledad es eso, estar solo hasta que nuestros pensamientos nos hablen y nos harten, hasta que no podamos estar más tiempo solos y sin contacto de ningún tipo. Ni siquiera el tuyo. De ensimismarse entre pensamientos y realidades que ya no sabes con certeza qué pasó y que no.

Y ya no sabes qué hacer, no sabes qué sentir, no sabes qué decir. No sabes como vivir.

No sabes si es correcto lo que haces, no sabes si realmente existes por algún propósito más allá de tu raciocinio o simplemente eres el producto fallido de alguna broma puberta. No lo sabes, y el no tener idea de muchas cosas duele, quema hasta el cansancio.

Pero decides salir adelante, y de alguna forma lo logras aunque es jodidamente pesado estar esperando a ese alguien y que pueda dejarlo todo por tí; cosa que antes nunca hizo. Es entonces cuando empiezas a recitar entre sollozos aquellas canciones amargas, que alguna vez fueron canciones sabor miel.

(...)

El día era simplemente perfecto, nublado en su mayoría y la ligera brisa que hacía que a muchos se les pusieran los vellos de punta hacía de esa mañana, una de las más frías del año. Algo que Aiden agradecía desde lo más profundo del alma. Con una actitud positiva, salió de lo profundo de sus cómodas sábanas y reprodujo Happy de Pharrell Williams moviéndose al ritmo de aquella canción, sintiéndose feliz por unos ligeros segundos antes de escuchar como un señor le gritaba hasta de lo que se iba a morir a un joven que pasaba con su bici por la acera.

Melodias del corazón ✶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora