Conclusiones.

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¿Sabías qué? El personaje interpretado por
más actores es Sherlock Holmes.

¿Sabías qué? El personaje interpretado por más actores es Sherlock Holmes

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The great gig in the sky - Pink Floyd

El sonoro sonido del despertador de Aides rompió el silencio de aquella madrugada, aunque su mente estaba despierta desde hace tiempo atrás, horas para ser exactos, perdida en un torbellino de pensamientos sin fin. Desde que abrió los ojos, había una sola cosa en su cabeza: las palabras que Liam le había dicho el día anterior. El "Tú eres muy lindo" taladraba sus pensamientos sin detenerse, aquellas dos palabras que habían desatado un huracán dentro de él.

Mientras se levantaba de la cama, con el cuerpo aún enredado en las sábanas, Aiden sintió que su corazón latía con más fuerza de lo normal. ¿Qué quiso decir Liam con eso? ¿Había sido un cumplido amistoso o algo más? Cada posibilidad que imaginaba le provocaba una mezcla de emoción y ansiedad. Y su yo interior rogaba por que lo dijera con franqueza.

Aiden caminó hacia la cocina, sintiendo el frío del suelo cambiar la temperatura de sus pies descalzos, pero ni eso podía enfriar la marea de pensamientos que se arremolinaban en su mente y corazón. Puso agua a calentar para el café, y mientras esperaba, apoyado en la encimera, dejó que su mente se sumergiera en todas las posibles interpretaciones de lo que había sucedido.

No quería ilusionarse después de todo.

Primero, estaba la posibilidad de que Liam simplemente estuviera siendo amable, como siempre lo era. Aiden sabía que Liam tenía un don para hacer que la gente a su alrededor se sintiera apreciada y especial, y tal vez esto no era diferente. Pero entonces, ¿por qué sentía que había algo más detrás de esas palabras? ¿Había visto un destello en los ojos de Liam que indicaba algo más? O tal vez estaba exagerando, dejando que sus propios deseos nublaran su juicio.

A este punto ni siquiera se fiaba de sus sentimientos.

Luego vino la idea de que tal vez y solo tal vez, Liam sentía algo más por él. Aiden comenzó a imaginar cómo sería si se confesaran mutuamente, si ambos estuvieran dispuestos a dar el siguiente paso y convertir su amistad en algo más. Imaginó a Liam sonriendo de esa manera especial, solo para él, y lo imaginó sosteniéndole la mano de una manera que iba más allá de lo que un amigo haría. ¿Y si realmente compartían esos sentimientos? ¿Cómo sería estar con Liam, no solo como amigo, sino como su pareja?

La idea lo hacía sentir cálido por dentro, y por un momento se permitió fantasear con esa posibilidad. Pensó en lo que significa estar con alguien que lo entendía tan bien, que sabía exactamente cuándo hacerle reír y cuándo simplemente escuchar.

Podía ver las escenas claramente en su mente: ellos dos cocinando juntos, Liam burlándose de sus intentos desastrosos en la cocina mientras le enseñaba con paciencia; tardes de lluvia donde se acurrucaban en el sofá, viendo películas hasta quedarse dormidos; y esas conversaciones profundas que tanto valoraba, pero ahora con la confianza añadida de saber que había un amor que los unía.

Pero como en todas sus fantasías, la realidad pronto comenzó a filtrarse. ¿Qué pasaría si lo intentaban y no funcionaba? Aiden se mordió el labio, su estómago se revolvía con el temor de que su amistad con Liam pudiera destruirse si las cosas no salían como esperaba. Sabía que no todos los amores estaban destinados a durar, y la idea de perder a Liam por completo lo aterrorizaba. Se imaginó un futuro en el que apenas se hablaban, en el que esa cercanía que tanto valoraba se desvanecía porque habían intentado ser algo que no estaban destinados a ser.

La tetera silbó, sacándolo de su ensoñación. Vertió el agua en la cafetera, observando cómo el líquido oscuro se filtraba lentamente. Las posibilidades continuaban girando en su cabeza. ¿Y si, por otro lado, Liam realmente no sentía nada por él? ¿Y si estaba solo, construyendo castillos en el aire? La idea de confesar sus sentimientos y ser rechazado le provocaba una punzada de dolor en el pecho. Aiden se imaginaba diciéndole a Liam lo que sentía, solo para ver cómo la expresión de su amigo se tornaba incómoda, cómo las palabras que siempre fluyeron tan fácilmente entre ellos se convertían en un muro de silencio.

Aiden se llevó la taza de café a los labios, buscando consuelo en el calor, pero solo encontró más preguntas. El café le dio una breve distracción, pero en cuanto el sabor amargo se desvaneció, las dudas regresaron con fuerza. ¿Qué había querido decir Liam cuando lo llamó lindo? ¿Había sido un simple comentario o era algo más? Cada posibilidad parecía llevar a una nueva pregunta, a una nueva incertidumbre.

No pudo evitar preguntarse cómo sería si se arriesgara y las cosas salieran bien. Podía verlos a ambos siendo felices, creando recuerdos juntos, siendo el apoyo mutuo que ambos habían necesitado durante tanto tiempo. Pero también podía ver el dolor de un corazón roto si todo iba mal. ¿Merecía la pena arriesgarse?

Aiden pasó el resto de la mañana en ese ciclo interminable de pensamientos, agradeciendo de antemano que fuera sábado y no tuviera deberes académicos, alternando entre la esperanza y el miedo. Se imaginó mil escenarios diferentes: desde confesiones románticas bajo la luz de la luna hasta silencios incómodos que marcaban el fin de su amistad. Cada uno le provocaba una mezcla de emociones intensas, desde la felicidad hasta el pánico. Quería desesperadamente claridad, pero sabía que la única manera de obtenerla era hablando con Liam. La idea de esa conversación lo aterrorizaba, pero también sabía que no podía seguir viviendo en esta incertidumbre.

Con un suspiro, Aiden se dio cuenta de que no había respuestas fáciles. No podía predecir el futuro, no podía controlar cómo reaccionaría Liam, pero también sabía que no podía seguir evitando el tema. Si quería saber la verdad, tendría que enfrentarla, sin importar lo que sucediera después. El miedo seguía ahí, pero también estaba la determinación de no dejar que la incertidumbre lo consumiera.

Cuando finalmente se preparó para salir, Aiden sintió un peso en el pecho, pero también una extraña sensación de alivio. Había llegado a una conclusión: hablaría con Liam. No sabía cómo iría la conversación, pero estaba dispuesto a descubrirlo. Mientras se dirigía a la cafetería, una sola idea ocupaba su mente: sin importar lo que pasara, estaba listo para enfrentarlo.

O bueno, eso decía ahora.

O bueno, eso decía ahora

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/Gritos internos.

- Lilith.

Melodias del corazón ✶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora