Bajo la tormenta.

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¿Sabías qué?
Las medusas llevan existiendo en la
Tierra durante 600 millones de años.

¿Sabías qué? Las medusas llevan existiendo en la Tierra durante 600 millones de años

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Sex on Fire - Kings of Leon.

La ciudad estaba situada bajo una tortuosa danza de frenética lluvia y viento, la nubes se encontraban grises y cubrían el cielo como un manto ominoso y el viento soplaba con fuerza; provocando que las ramas de los árboles se balancean ligeramente y los carteles de las calles con propagandas políticas desgastados azotaban violentamente contra las paredes o incluso el suelo.

El sonido que florecía ante el suceso de la lluvia golpeando el pavimento resonaba en los oídos de Aiden mientras caminaba por las calles cubiertas, cada paso era una "lucha" contra el viento que intentaba empujarlo y hacerlo caer.

El cielo se adorna con tintes oscuros y amenazantes, cubierto por nubes pesadas y grises que parecían estar a punto de desatar su furia en cualquier momento. Los relámpagos iluminaban el horizonte con destellos brillantes y los truenos retumbaban como fuertes tambores de guerra en el aire, sacudiendo el suelo bajo los pies de Aiden.

Era como si la naturaleza misma estuviera enfurecida, como si el cielo estuviera llorando lágrimas de ira sobre toda la ciudad.

La lluvia caía con fuerza, un diluvio que parecía no tener fin. Las gotas golpeaban el suelo con un sonido sordo y constante, creando charcos que reflejaban las luces de las farolas como espejos rotos.

El agua corría por las calles en pequeños arroyos, arrastrando consigo hojas y basura mientras buscaba su camino hacia el desagüe más cercano. Era una tormenta de proporciones épicas, una fuerza de la naturaleza que no se detendría ante nada.

Y bueno, Aiden estaba cagado de miedo hasta en los rincones más oscuros; no odiaba la lluvia, de hecho le fascinaba caminar debajo de ella y sentirla en toda la extensión de su cuerpo. Lo que odiaba eran los rayos, le daban completo pavor y cada que los escuchaba solo quería llorar y hacerse bolita hasta que pasen o simplemente hasta caer dormido por completo.

Es por eso que tenía puestos unos audífonos de casco bajo su capucha impermeable, y dentro de estos se reproducía Sex on Fire de Kings of Leon; él repetía en forma frenética y casi automática esa canción que se sabía de memoria tratando de distraer su mente mientras sus piernas corrían hacía dónde sea. No quería escuchar más rayos o no dudaría en poner en riesgo su integridad física para cesar su temor.

Sin saberlo conscientemente, estaba frente a esa cafetería y sin esperar entró, In the end de Linkin Park le recibió gustoso y su corazón latía con fuerza dentro de su pecho, su respiración agitada por el claro esfuerzo le quitaba el habla. Estaba frenético, ansioso por refugiarse del aguacero y encontrar un momento de calma en medio del caos.

Al entrar en la cafetería, fue recibido por el cálido abrazo de la luz y el aroma reconfortante del café recién hecho. El sonido del bullicio reconfortante de las conversaciones y el tintineo de las tazas llenaban el aire, creando una sensación de familiaridad y seguridad que lo envolvía como una manta.

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