26.

110 19 0
                                    

—Está muy grande. Ya casi no veo mis pies.

Lisa rió antes de besarme. Pasea por el largo del mesón de nuestra cocina hasta llegar a la nevera y sacar la jarra de jugo que había preparado temprano. La boca se me hizo agua, hacía mucho calor y en mi estado a veces sentía tener mucho más calor de lo normal. Resulta que cargar una barriga de casi nueve meses era muy cansado e incómodo.

—Dos cubos de hielo.— dijo mientras los colocaba en el largo de mi copa.— está sin azúcar.

—Así está bien.

Arrugué la cara por el ácido de la naranja, Lisa igual, pero aún así nos bebimos todo. Temprano habíamos tenido nuestra casi última consulta,  saliendo muy contentas sabiendo que nuestro bebé se encontraba ubicado y que ya era muy probable que sólo nos tocara esperar a que inicien las contracciones.

—Tal vez no llegue a las cuarenta semanas.

—Él está en todas las condiciones para nacer.— agregó Lisa al ver el rostro de asombro y preocupación de nuestras amigas.

Chitthip exclama un "Yei" mientras levanta los brazos como señal de victoria.

—¡No puede nacer!— Jisoo protestó casi de inmediato ganándose nuestra atención.— No aún. La habitación está a media hacer.

Jisoo estaba muy seria cómo para reírme, realmente me había ocasionado gracia que esa sea su preocupación en estos instantes. Así que trato de entenderla ya que habían trabajado mucho durante el último mes, solo que a sus tiempos, creyendo que tenían dos meses mas para poder terminar por completo la habitación.

Davis dijo que probablemente no sea así.

—No le podemos decir que se quede ahí.— hablé obvia colocando mi mano sobre mi barriga— no se preocupen, estoy casi que segura que llegaré a los nueve meses.

Dije eso dudando también. Había empezado a tener dolores de espalda, pero era por el peso del bebé. Se me dificultaba dormir, así que la mayor parte de la madrugada pasaba despierta, o si dormía, debía ser porque lo hacía entre las piernas de Lisa apoyada a su pecho. En este último mes me estaba costando tener que romantizar la maternidad cuando ya hasta había llorado por no poder dormir como quería.

—Hay muchas cajas.

Compradoras compulsivas. Era así cómo definía a las tres chicas frente a mi a excepción de Chitthip, que también se había asombrado al entrar a la habitación y ver que cajas de todos los tamaños que nos rodeaban.

—Si, creo que compré cosas que bear no necesitará hasta dentro de tres años.

—¿Qué es eso?— señaló Lisa hacia una caja rectangular.

—Es la silla para comer.—sonrió Rosé.

Abrí los ojos asombrada.—¿Comer? ¡Pero si aún no nace!

—Acabas de decir que nacerá en unas semanas, los meses se van volando, Jen.—dijo Jisoo ganándose la aprobación de las demás mujeres.

El resto de la tarde la pasé en la silla mecedora mientras veía a las cuatro mujeres abrir de a poco las cajas. Rodé los ojos si quiera unas diez veces por culpa de Jisoo, las había contado. Enserio temía porque mi pequeño saliera como esa Kim, pero es que Jisoo me sacaba de casillas con sus comentarios.

—Ese bebé nacerá con el ceño fruncido.

—¡Déjame!— patalee desde mi puesto.

—Ya, Jisoo.— pidió Lisa cansada recogiendo las fundas del suelo.— no la molestes más.

Mamás  •JLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora