16.

181 15 1
                                    

—Me encanta esta vista.

Desde nuestra noche de bodas esta habitación se había convertido en mi favorita, los inmensos ventanales del cuarto ofrecían una visión perfecta, todo se veía pequeño desde aquí arriba. Y aunque parecía que estábamos a la vista de todos, no era así, no mientras las luces de la habitación permanecieran apagadas.

—Jen.

Voltee un poco encontrándome a Lisa con mi pedido en manos. Le sonrío como muestra de agradecimiento y antes de tomar el plato me aseguro de que la sabana no vaya a caer de mi pecho, claro está que aunque ella conoce mi cuerpo al revés y al derecho, aún así podia llegar a sentirme nerviosa bajo su mirada, podrán pasar mil años y Lisa Manobal seguiría teniendo ese efecto en mi, aunque a veces la débil podía parecer ella.

—Estoy ansiosa por mañana.— comenta recostándose en un lado de la cama mientras me observaba comer mi mini rollito de canela con una sonrisa.— Es increíble Jennie, el tiempo pasa muy rápido.

—¿Te imaginas cuando empiecen los dolores de parto?— Ella abre los ojos y se ve asustada ante mi comentario provocándome una corta risa.— Eso si ha de doler.

—Si soy honesta.— suelta un suspiro acomodando mejor su cara en una de sus manos.— si me asusta, e incluso me acompaña un sentimiento de culpa. Vas a sufrir.

—Es lo de menos, Lili.— dije rápidamente mientras dejaba el plato vacío en la mesa de noche.— Tu y yo sabemos que lo vale, ademas mi cuerpo se está preparando para eso.

—¿Querrás tener otro después de esto?— pregunta divertida acercándose junto a mi debajo de las sábanas quitando el blusón que se había colocado quedando desnuda otra vez.

—Si las cosas fueran mucho más fácil sabes que si.

Le regalo una sonrisa antes de que su mano jale la mía recostándome sobre ella con cuidado provocándome un quejido, pero no de dolor.

—Después de esto quiero creer que las cosas irán bien, Nini.

Deseaba que fuera así. Después de todo siempre anhelé una familia con Lisa, una muy grande. La idea de adoptar la tuvimos desde el día uno, pero así mismo queríamos vivir el proceso, solo que no creí que nos llegaría a costar tanto hasta el punto de querer dejar ir todo.

Sus aprietan la carne de mis nalgas despertándome del trance, me río antes de que su boca encuentre la mía y aunque ella parecía querer llevar un beso lento yo no me pude contener, así que, mis mordidas y la introducción de mi lengua a su boca provocaron sus gemidos mientras sus manos recorrían mi cuerpo.

Me había encargado de darle placer ni bien cruzamos la puerta, pero cuando iba a ser mi turno, no pude llegar a concentrarme de lleno lo que había ocasionado estar en la misma posición que ahora con ella dentro de mi porque mi bebé quería comer. Irritada y excitada tuve que pedir a Lisa que saliera porque su bebé estaba impaciente.

—Abre las pierdas, Jen.— pide contra mi oído en un gemido, haciendo que su mano se adentrara a mi entrepierna desde atrás. Gimo al sentir la presión de sus dedos allá abajo antes de llevar mi boca a su cuello y empezar a lamerlo y besarlo.

—Estas muy mojada.— murmura en un jadeo luego de sentir mi humedad, una humedad que conseguía mucho más rápido por culpa del embarazo y claro, de Lisa, quien con solo respirar la provocaba.

Dos de sus dedos pasan por mis pliegues humedeciéndolos para luego ir a mi botón palpitante.

—Si...— suelto en un gemido al sentirla masajear mi clitoris, sus dientes agarran delicadamente el lóbulo de mi oído antes de lamer cuando siente mi mordida.

Mamás  •JLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora