Capitulo 3

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Oficialmente ya habían pasado tres meses desde que lo habían contratado, y estaba completamente feliz, jamás había durado tanto en un empleo desde que tiene memoria, por lo general lo despedían al mes.

Sin duda ya era un logro, y con el sueldo que ganaba ya había liquidado dos meses de renta que le debía a la señora Choi, aun le faltaban tres por pagarle, pero al menos eso calmaría a la señora Choi de querer echar sus cosas a la calle. Además, gracias a que sus ingresos habían mejorado, ya se podía dar el lujo de comer tres veces al día, incluso se pudo comprar unos zapatos, usados, pero al menos ya no tenían un agujero en la suela como sus anteriores zapatos.

Poco a poco su estilo de vida estaba mejorando considerablemente, si seguía así estaba seguro de que pronto podría tener un estilo de vida más cómodo, tal y como su madre hubiera deseado para él.

Sin embargo, aun con todas las cosas buenas que le pasaban últimamente, no podía dejar de torturarse todos los días con el mismo pensamiento.

No lo merecía.

No merecía que le pasaran cosas buenas, no después de lo que hizo.

Sacudió su cabeza, alejando aquellos pensamientos.

Además, no todo era perfecto, pues su relación con su jefe y sus compañeros seguía siendo algo tensa.

Durante esos tres meses que paso trabajando, a la persona que más veía era al rubio, y a pesar de que pasaban la mayor parte del tiempo juntos debido al trabajo, aun podía sentir esa actitud cortante del rubio hacia él.

Había aprendido muchas cosas de Jay en tan solo tres meses, tales como que era una persona muy reservada y de pocas palabras, solo hablaba con él cuando era necesario, en las demás ocasiones Daniel tenía que adivinar lo que el rubio quería por sus gestos, lo que no era demasiado difícil, ya que, a sus ojos, Jay era una persona muy expresiva con sus gestos, por lo que se podía comunicar con él incluso si el rubio a veces no hablaba.

También había aprendido que Mira tenía razón en lo que le dijo, el rubio a veces podía ser como un niño. Muchas veces se olvidaba de comer por estar trabajando, muchas veces Daniel le tenía que rogar para que comiera. Incluso hubo una vez en la que Daniel se encontraba tranquilamente trabajando en su escritorio, hasta que escucho a Jay llamándolo a gritos, pues resulta que un inofensivo bicho se había metido en su oficina y Jay se asustó por eso. Daniel nunca admitiría que de cierta manera le parecía algo tierno.

Ciertamente los rumores acerca de Jay eran ciertos, era un hombre asquerosamente rico, reservado, y con una personalidad fría, pero los rumores deberían añadir que también era un tipo infantil y ridículo.

Daniel lo detestaba.

¿Podían culparlo? De verdad que trato de poner de su parte para hacer un buen ambiente laboral, pero el rubio no ponía de su parte.

A pesar de lo duro que trabajaba y de lo mucho que se esforzaba, a Jay pareciera no importarle. No es que Daniel quisiera una medalla o algo parecido, ¿Pero acaso era mucho pedir un trato más amable?

Desde esa vez que el rubio acarició su cabeza y le dijo que sería difícil reemplazarlo, pensó que las cosas serian diferentes, pero al parecer se equivocó.

Si, definitivamente era guapo, nadie lo negaba, pero ¿Quién se creía que era para...?

Daniel se sonrojó en cuanto se dio cuenta de sus pensamientos, pero no podía negarlo, el rubio era guapo.

Simplemente suspiro, no todo podía ser perfecto, además, mientras no lo despidieran de su empleo daría todo de sí mismo, aun con su jefe difícil de tratar. De todas maneras, se seguiría esforzando.

Karma || JayDanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora