Capítulo 11

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Eran aproximadamente las nueve de la noche, por lo que decidió pasar al baño y cepillarse los dientes antes de irse a dormir.

Con pereza, se levantó de la cama, la familiar sensación del frio golpeando sus partes bajas se había vuelto, pero al menos ya se le permitía llevar una camisa larga que apenas y cubría sus partes intimas, aunque bastaba con levantarla un poco para tener acceso a él.

Se dio una ducha rápida, queriendo dormir lo mas pronto posible, pues al menos en sueños podía ver mas cosas que las paredes que lo habían aprisionado desde hace tanto tiempo, aunque la vida lo odiaba últimamente y todo lo que soñaba era a sí mismo encerrado en esa habitación, jodida mierda, ni siquiera en sueños podía ver otra cosa.

Ya habían pasado aproximadamente seis meses desde que Jay lo amenazó con aquellos videos, seis largos meses desde que salió por ultima vez de aquella habitación, seis meses desde que se había rendido ante cualquier posibilidad de escape, y Daniel solo podía pensar en una palabra.

Aburrido.

Desde que se había rendido, su vida se había vuelto aburrida y monótona, ni siquiera tenía nada con lo que entretenerse.

Lo único que lo entretenía eran sus pensamientos, a veces imaginaba que sería de su vida si hubiera hecho las cosas diferentes, primero se imaginó que hubiera pasado si en vez de cambiarse de escuela, se hubiera quedado en su antigua escuela siendo el mismo miserable cerdo, llegando a la conclusión de que hubiera terminado suicidándose.

También se imaginó un escenario de lo que hubiera pasado si en vez de haberle hecho bullying a Jay y a Jihan, y pensó que tal vez los tres hubieran llegado a ser los mejores amigos, incluso se imaginó a sí mismo en la boda de Jay y Jihan siendo padrino de ambos.

Pero sus pensamientos estaban lejos de la realidad.

Cansado de sus propios pensamientos, trató de pedirle a Jay algo con lo que poder entretenerse, y el rubio solo se burló de él regalándole un vibrador, Daniel ni siquiera lo usó para lo que se debía, simplemente lo desarmó y trató de volver a armarlo, así de aburrido estaba.

En un principio pensó que Jay se enojaría por haber desbaratado su "regalo" pero el rubio simplemente se burló de él, alegando lo patético que era.

Las cosas con Jay habían cambiado de cierta forma, si bien el rubio seguía humillándolo cada vez que podía, ahora le daba de comer dos veces al día, tres si estaba de buen humor, y le daba postre si Daniel era complaciente y lo montaba o se la mamaba.

En el aspecto del sexo todo había cambiado completamente, pero eso era algo a lo que Daniel no le gustaba pensar.

Justo ahora Daniel se encontraba lavándose los dientes mientras trataba de evitar mirar su reflejo en el espejo frente a él, al parecer hoy no habría cena, de ser así Jay ya se la habría ido a dejar, por lo que supuso que no vería al rubio por lo que restaba del día y prefirió alistarse para dormir.

Pero sus pensamientos fueron erróneos, pues al parecer Jay si había ido a verlo, ya que Daniel escuchó la puerta del baño siendo abierta, y pudo distinguir a Jay detrás de él.

En tan solo un parpadeo, Jay se encontraba detrás de él, besando y mordisqueando su cuello, mientras pegaba su entrepierna a su trasero.

Pero a diferencia de otras veces, Daniel no se apartó, en cambio, frotó su trasero contra la entrepierna vestida del otro, mientras ladeaba su cuello, dándole más acceso a Jay para que dejara más marcas.

— ¿Estás necesitado, bebe? ¿Necesitado de mi polla?

Daniel solo asintió, un jadeo lastimero escapó de sus labios cuando Jay comenzó a acariciar sus pezones, los cuales estaban rígidos por la atención.

Karma || JayDanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora