Aquel espacio

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El espacio gritaba el nombre de Samantha; aunque era una habitación pequeña, su chica había logrado cubrir cada espacio, darle su toque personal. Tomás se llenó de nostalgia al pensar que su nena se pasaba la mayor parte del tiempo allí, esto era ella completamente; trató de reconocer los elementos que ella le mencionaba constantemente, las fotos de grandes recuerdos en su pared lateral, su cama llena de cojines, su antigua grabadora, en la cual mantenía sus canciones favoritas; esta lo llenó de emoción, se acercó y pulsó el botón de encendido...

...Sé que ella se siente mejor
Allá no hay suplicio, sería muy impulsivo
El utilizar un medio y llegar
A lo desconocido, sentirla a lado mío

y decir que todo está peor, que al igual que ella,
mi esperanza se murió
La quiero abrazar, que todo sea igual
Mi vida ya es tan gris que el dolor jamás se marchará

De la nada continuó una canción, una canción que no conocía, pero la letra se le hacía nostálgica con forme pasaba, Tomás se tomó el tiempo para analizarla, no podía creer que esa canción describiera el momento tan perfectamente...

...Que aquí todo está peor, que al igual que ella,
mi voluntad también murió
La quiero saludar, a su oído suspirar que mientras
yo la extraño, mi vida desvanece más...

Los recuerdos invadieron la mente, estar en ese cuarto lo hacía sentir tanto bien como mal, con la canción aún sonando siguió recorriendo la estancia con la mirada, se percató que su chica tenía un televisor en su cuarto, algo extraño porque sabía que Samantha no acostumbraba a ver series de televisión y se aburría fácilmente viendo películas, se acercó hacia el con la intención de encenderlo, pero al aproximarse se dio cuenta que no tenía botón de encendido, y que su pantalla estaba un poco separada, con su mano la logró correr, y se sorprendió al ver que el televisor estaba vacío por dentro, no tenía ninguno de los elementos internos, en su lugar había una caja, una caja rosa, Tomás pensó que sería inadecuado tomarla, pero la curiosidad le ganó y la tomó, dentro de ella habían muchas fotos, muchos papeles de colores y varias cosas más; lo más destacable era una libreta, una libreta gruesa, Tomás la tomó y observándola de cerca logró ver en su borde varios post-it, en ellos se notaban distintas palabras, Tomás comprendió que eran apellidos, acompañados de una cadena de tiempo:

Oswear.

(26 junio- 9 Agosto. 2004)

Blair.

(13 Noviembre.2004- 24 Octubre.2006)

Hammilton.

(10 Marzo.2007-

Stone.

(6 Mayo.2007-

Tomás lo reconoció al instante, en aquella libreta relataba las relaciones que tenía su chica, miró los post-it, y le consternó la idea de que después de su apellido había otro, un papelito rosa denominado "Stone", comparó la fecha con la suya y se dio cuenta que habían dos meses de diferencia, su cerebro trabajó rápidamente y comenzó a suponer que si estaba después del suyo, era que había comenzado otra relación mientras estaba con él, se detuvo un momento a pensarlo ¿Samantha realmente era capaz de hacerle eso? No, no quería pensarlo, se convenció a si mismo de no observar esa parte y se limitó solo a ver lo que había escrito de él. Abrió la página que señalaba su apellido y se sorprendió al darse cuenta que era un tipo de archivo sobre él, el cual comenzaba con su nombre, apellido y la fecha en la que se habían conocido, o almenos comenzado a hablar, acompañado de una frase: "El tipo de la red social" Tomás no pudo contenerse y comenzó a leer...

..."10 de marzo se le ha enviado un mensaje a aquel chico, once días después acceden ambos a un encuentro cara a cara, en una lluviosa noche de sábado, en la cual el tímido chico se reusaba a mostrar su rostro, impulsado por sus congéneres masculinos, accede a transcurrir enfrente a aquella construcción en la cual se encontraba aquella chica de misterioso surgimiento. Él, muy tímido pasaba sin emoción alguna, la extrovertida chica no quiso que el encuentro se basara en unas miradas, se levantó y se anunció: "No puedo creer seas tú" Aquella timidez se reflejaba en la cara del chico, apenado por no poder saludar desde lejos a una chica tan extrovertida, simplemente se disculpó y continuó su camino. Días la chica tomó poder y pudieron volverse a ver, en un tercer piso muy característico en la vida de la chica se encontraron"...

Tomás no quiso seguir leyendo, se sintió demasiado mal, estaba invadiendo el espacio personal de su chica, sus ideas, sus pensamientos más privados, contra toda razón cerró aquel diario y llevó todo a su lugar; al cerrar la puerta se convenció a si mismo que olvidaría todo eso, las palabras, el cuarto, la canción, pero sobretodo, aquel extraño apellido luego del suyo.

Antes de que mueras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora