Prólogo

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Las gotas de lluvia seguían resbalando por la ventana donde mi cabeza permanecía apoyada. Aun no me acostumbraba al cambio de ciudad, ni al cambio de casa, ni al cambio de instituto; aunque siempre fuese lo mismo por el trabajo de mis padres, aun no lograba adaptarme por completo. Ya ni siquiera me esforzaba en conseguir "Amigos" porque en los últimos dos años habíamos cambiado tanto de ciudad que no había durado en el mismo instituto más de tres meses, y eso era decir mucho.

Resople, y me acomode en el auto de mi madre, ya que al ser el primer día salía de ella su lado maternal y me acompañaba al instituto, a lo cual yo le rodaba los ojos internamente, fastidiado por su actitud de madre perfecta.

Cuando el auto freno, no me sorprendí al ver edificios tan grandes y tantas personas entrando al recinto, había pasado por esto demasiadas veces como para sentir nervios por ser mi primer día.

Abrí la puerta del lujoso auto de mi madre, y este obviamente no pasó desapercibido, al igual que yo. Algunos me miraban, lo cual no me incomodaba, para nada. Me gustaba la atención que otros podían darme.

–Adiós hijo.– dijo mi madre mientras yo cerraba la puerta de su auto y me alejaba de este, sin  siquiera tomarme la molestia de contestarle.

Camine pasando una de mis manos por mi cabello, notando como algunas chicas susurraban a mi espalda y otras me señalaban un tanto sonrojadas. Chicas. ¿Qué puedo decir? No estoy nada mal. 

Al llegar a información rápidamente me dieron mis horarios y el mapa de salones. No tenía idea hacia donde tenía que ir, joder esta porquería era enorme. Afloje la corbata negra de mi cuello, ya que me estaba cortando la respiración. ¿No les dije? Si aquí tengo que usar uniforme, lo cual es una basura. Consiste en un pantalón negro, zapatos negros, camisa blanca, corbata negra y chaqueta gris. Odiaba esto. Tanto o más que mi nuevo instituto.

Puse mis métodos en practica. Si quería llegar a alguna parte, tenía que pedir ayuda. Así que ¿Por qué no pedírselo a alguna de estas linduras que me observa? Busqué con mi mirada, una chica que me atrajera, quería ayuda, pero no solamente para llegar al aula de clase. Ya tenía en la mira a una morena atractiva. ¿Qué más da? Tengo la excusa de que soy nuevo y si mágicamente terminamos en los baños, serán puntos extra.

–Hola hermosa.– Mencione interrumpiendo su charla con una rubia, también muy atractiva, tal vez después, por ahora concéntrate Chris. Ella al escuchar mi voz, se giró y una amplia sonrisa se poso en su rostro. –Mira soy nuevo, y estoy completamente perdido, ¿podrías ayudarme a encontrar mi aula?– Dije lo más inocente que pude, ya que su nerviosismo estaba causando que yo internamente me quisiese reír.

–Eh-Eh cla-claro vamos.– Dijo ella sonrojándose. A este paso, tendré un buen encuentro en los baños, que no me sentaba nada mal para ser el primer día. –Nos vemos en clase, Mad.– Besó su mejilla y su amiga le dio una sonrisa cómplice, a lo cual yo de nuevo rodé mis ojos.

–¿Cómo te llamas, lindura?– Dije brindándole una mirada coqueta, que por supuesto noto ya que sus mejillas se tornaron rosa.

–Cassie... Cassandra. Pero todos me dicen Cassie.– Sonrió mostrándome unos hoyuelos, algo adorables.

–Bueno Cassie, me llamo Christopher, pero para bellezas como tú me llamo Chris.– Bajo su mirada, sin borrar su sonrisa y sin dejar de sonrojarse. Después de una platica amena donde yo no dejaba de halagarla y ella no dejaba de sonrojarse, llegamos a mi dichoso salón de clase.

–Aquí te dejo, yo tengo matemáticas, y el salón queda súper lejos, tengo que correr. Fue un placer conocerte, Chris.– Beso mi mejilla y antes de que yo pudiese decirle algo, salió a correr. Okey, tal vez no fue lo que esperaba, por lo menos me hubiese dejado su número y una cita en su cama esta noche, pero no, tal vez la chica es muy inocente o yo muy necesitado. Misterios de la vida.

Me tarde en entrar, ya que un poco más halla del salón de historia, estaban los baños, y realmente no quería ser el primero en entrar. Me tarde mi tiempo, me fume un cigarro en el baño y cinco minutos después de que hubiese sonado el timbre entre, tenía la excusa de ser el nuevo y me gustaba dar una entrada que llamara la atención. Si muy diva. Me reí de mi propia imaginación.

Al entrar al salón, estaba el director de pie, frente a todos y al notar mi entrada, detuvo sus palabras.

–Lo estábamos esperando. ¿Por qué su tardanza? –Todos me observaban y esto en lugar de molestarme o intimidarme me gustaba, así que dándole una sonrisa lasciva a el director me acerque a él y en vez de contestar, me encogí de hombros, restándole importancia a mi tardanza.

–Bueno como estaba diciendo, antes de que aquí el presente, me interrumpiera. El día de hoy, como ya lo notaron, tenemos a un nuevo integrante entre nosotros, El joven Christopher Adams. Espero que lo acojan como se debe y que lo ayuden si este lo necesita, eso es todo, Sr. Jones, puede seguir con su clase.– Y así sin más salió del salón.

–Presentese Sr. Adams y diganos porqué después de un mese de iniciadas las clases, usted hasta ahora entra.

Mi rostro adquirió seriedad, intimidando a algunos, lo cual no podía importarme menos. El encajar en un grupo, no era de mi vital importancia, no ahora.

–Mi nombre ya lo saben, y estoy aquí porque recién me mude a la ciudad y eso es todo. –Sin decir algo más me senté en el último puesto que había en el salón, debido a que ese era el único libre que había. Con la mirada de todos aun fija en mi.

El día pasó con tranquilidad almorcé solo, aunque algunas chicas se acercaban a presentarse y otras se sentaron a entablar una conversación en la cual yo no participé, no me fije en nadie, no hable con nadie más, no tenia ánimos de estar aquí encerrado. Y al sonar el timbre de la última hora, fue lo mejor que me hubiese pasado, salí prácticamente corriendo y al salir empuje a un par de persona y en especial a una que me insulto, a lo cual yo le levante el dedo del medio sin detenerme. Quería salir de esta maldita cárcel. Y como no traía auto por la mañana, el chofer de mi familia estaba estacionado frente al colegio, no me gustaba que me viniesen a recoger, pero ya que no tenía mi skate o mi auto, esto era lo único en donde me podía transportar. Como en la mañana, algunos se quedaron observando el lujoso auto y también quien se subía a el. Le guiñe a algunas chicas y seguí mi camino hasta este. Quería dormir toda la semana.

-xxx-

Esta no es la típica historia donde el chico popular se enamora del nerd, no.

Aquí prevalece el odio y los sentimientos no van a aflorar con facilidad. 

Espero les guste, esta historia es completamente mía prohibida su copia o adaptación. 

¿Sabes que Te Odio? (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora