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Había intentado hablar un par de veces con John, quería hacerlo con él antes que con su madre. El problema es que casi todo el día estaba medicado y no pensaba mucho. Tanto calmante que empezaba a divagar como con la anestesia y no hay quien hablase con él.

Por ello tuvo que esperar hasta su siguiente turno matutino donde aún no tenía el medicamento puesto para hablar con él a solas.

—Vengo a hacerte unas preguntas porque creo que tenemos tu informe incompleto— afirmó Alexander. Normal, aquel no era su hospital. Podrían hacerle un traslado si era necesario pero... Puede que cierto pelirrojo dijo que era mejor que estuviese allí porque ya estaba confuso con el accidente. —¿Cómo te sientes?

—Normal. Adolorido.

—¿Sí? ¿Bien? ¿Crees que soportarías el día sin medicación?

—A ratos no duele. Por la noche es horrible.

—Sí, eso es normal— afirmó. —Quería preguntarte por tu historial. Verás, he visto que tomas Prozac desde hace algunos meses, normalmente lo recetan cuando alguien tiene condiciones mentales que lo requieren y si es así tenemos que saberlo para facilitar las cosas. ¿Bipolaridad? ¿TOC?

—No— respondió John. —TEPT.

—Ya...— dijo Alexander. —Lo último que necesitabas era este accidente, ¿verdad? Si quieres puedes hablar conmigo.

—No me gusta hablar de eso.

—Lo sé. Es difícil, pero yo puedo ayudarte si me cuentas. Tampoco puedo hacer magia, pero puedo decirle a mis compañeros que no te pregunten cosas que no quieres.

—Quiero olvidar esto, por favor. Quiero irme a casa.

—Sabes, sería muy irresponsable de mi parte dejarte ir a casa sin comprobar como te sientes. Aunque yo no puedo obligarte a quedarte aquí, lo sabes. Tienes que querer que te ayude. Creo que necesitas ayuda porque olvidas el accidente y...

—Gracias, pero ya he vivido otra vez esto. Solo quiero ir a casa como siempre y que mis padres no se preocupen por mí. Si me quedo por esto, ellos se van a preocupar más.

—No hagas nada por los demás. Podemos hablar con ellos.

—Eso sería genial. Suelen estar encima de mí y a veces quiero estar solo.

—Si hubiese sabido esto, te hubiese ayudado a asimilar mejor el accidente.

—No importa, ahora mismo no me afecta nada— aseguró. —Estoy suficientemente medicado como para no pensar mucho. Creo que este es el momento más lúcido que estoy teniendo desde que estoy aquí.

—¿Crees que podrías contarme en algún momento que ha causado esto?

—Algún día— dijo John. —No quiero pensar en eso.

—¿Y tu familia? ¿Te dicen algo?

—No, intentan no decir nada en mi cara. A veces piensan que soy desagradable, no entienden por qué quiero estar solo...

—¿Me dejas que hable con ellos? ¿Algunas preguntas solamente?— al principio no estaba muy convencido, pero cedió porque él no pensaba hablar mucho más. Había olvidado y todo su "enfado" con John por lo de la boda.

—Te dije, Laff— aseguró Alexander dando un carpetazo. —Necesita nuestra ayuda.

—¿Sí? ¿Qué le has descubierto?

—Estrés post traumático en una familia que no sabe cómo lidiar con ello. Así que, si me lo permites, ahora voy a hablar con su madre para obtener más información y después escribiré un informe para el médico.

—Okey, al menos estarás entretenido— dijo Lafayette. —Te he traído dos revistas nuevas.

—Luego las veo— aseguró.

—Pensaba que eran tu prioridad vital.

—Ahora no— aseguró Alexander entrando a una sala donde había quedado con la madre de John. Era mejor si hablaban por separado. —Quería preguntarte por la convivencia en casa— dijo Alexander. —Estos últimos meses han sido difíciles, ¿no?

—Sí, queremos que venga a vivir con nosotros porque nos da miedo que viva solo.

—¿Vive solo?— Preguntó, pensaba que viviría con su mujer y su hija.

—Sí...— dijo la mujer. —Él dice que está mejor, está malhumorado, distante... Antes era familiar y siempre quería venir a ver a sus hermanos, nos dejaba a la niña y eran buenos momentos.

—¿Antes de qué? No quiere hablar.

—El tiroteo, perdió a su hija y a su mujer en enero del año pasado. No habla con nadie de eso. Todos estamos pasando un luto, pero no quiere compartirlo con nosotros—. Alexander se sintió fatal. Con la de veces que había maldecido su matrimonio.  —Nos llama poco, está apático completamente.

—¿No ha recibido ayuda?

—Sí, por supuesto. Estuvo internado tres meses en un centro— aseguró la mujer. —Funcionó un tiempo, le dieron esas pastillas. Le calman, pero sigue igual. Si alguien habla del tema, ve fotos, cualquier recuerdo se enfada y no nos gusta verlo molesto. En su casa está todo el día así. Le hemos dicho que debería de hacer una limpieza de objetos pero no me hace caso, debería donar la ropa a caridad o...

—Sí, pero no está listo. Tendrá que trabajar en ello. Iremos despacio con esto.

El asunto era más grave del que en un inicio pensaba. Él estaba dispuesto a ayudarle totalmente.  Preguntó también por otras relaciones, con su padre, sus hermanos, su jefe... —Francis es el único que lo lleva a raya. Si no fuese por él no se tomaría los medicamentos, ni le hubiesen internado. Seguramente se hubiese dejado el trabajo. El pobre recibe una de gritos algunos días...

—Estaría bien hablar con él— dijo Alexander. —John no quiere verlo.

—Lo sé— aseguró Eleanor. —Es tan triste, antes eran amigos.

El chico del perfume / LamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora