Capítulo cuarenta y cinco: Libertad

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Capítulo cuarenta y cinco: Libertad


Alastor tenía a Lucifer en sus brazos, lo llamaba, le suplicaba, le rogaba, hacía de todo para hacer reaccionar al rey del infierno.

Al -dijo débilmente Lucifer.

¡Lucifer! -llamó esperanzado Alastor.

Al... as... yo... -comenzaba a decir Lucifer.

No hables, no hables, todo estará bien, ya todo estará bien tu estas bien y yo... yo lo siento, pero ahora tú... -decía nerviosamente Alastor.

Incluso... después de... todo... aghhh -Lucifer escupe sangre.

Por favor no, Lucifer, no hables, necesito llevarte con... -Alastor mira hacia Miguel quien tenía una mirada confusa, el demonio de la radio lo detestaba con toda su alma, pero si era cierto lo que dijo su madre entonces se arriesgaría- ¡TU IMBECIL! ¡Necesito tu sangre! ¡Lucifer va a... -Alastor no continuó, pues sintió un agarre débil en su brazo, al voltear observó a Lucifer con una media sonrisa.

¿Luci...fer? -preguntó Alastor.

Yo... parece que yo... no importa que... haya pasado... no puedo... dejar de amarte...-Lucifer alza su brazo al cuello del demonio y rompe su cadena.

¿Lucifer? -preguntó asustado Alastor.

El ojo de Lucifer perdió su color, pero eso no era todo, sus colmillos empezaban a quebrarse y caer, su piel se volvía oscura como la noche, su cabello se caía... el cuerpo completo de Lucifer empezaba a deformarse y a derretirse en algo negro y asqueroso, como si se tratase de petroleo.

¿Lucifer? ¡Lucifer! ¡No! ¡NO! ¡No, no, no, no, no! - Alastor trataba de mantenerlo en sus brazos, pero le era imposible, se estaba derritiendo en sus brazos- ¡Mierda, no! ¡Lucifer! ¡LUCIFER!

Te amo Alastor -se logró escuchar, pues el cuerpo había sido completamente convertido en un material asqueroso y poco a poco empezaba a desaparecer en pequeñas partículas.

¡LUCIFER! ¡LUCIFER! ¡LUCIFEEEEEEER! -grito adolorido, pero a todo pulmón Alastor al no sentir nada más en sus manos.


¿Qué rayos? -preguntó Miguel.

De pronto, llegaron sus hermanos a través de un portal y vieron cómo el pecador ahora se encontraba en el suelo, llorando y gritando, sosteniendo absolutamente nada, pues el mismísimo material en el que se había convertido ya no era nada.

Nooo -dijo Azrael.

Llegamos tarde -dijo Gabriel.

¿Qué está pasando? La cosa nunca salió y yo... -decía Miguel.

Lucifer tuvo una heredera -dijo Zadkiel.

¿Qué? -preguntó sorprendido Miguel.

Esa cosa ganó, Samael... él... -decía Raphael.

No... no, no, no, no, ¡NO! -gritó Miguel volando hacia el pecador, busco desesperadamente algo, cualquier cosa para ofrecerle su poder divino y salvar a su hermano, pero no había nada, nadie ni nada.

Miguel gritó con dolor y desesperación, sus hermanos lo acompañaron y cayeron sobre sus rodillas, nadie tenía fuerza para seguir aleteando, habían perdido la batalla.

...

...

...



Todos estaban en el hotel, Charlie estaba llorando y aunque Vaggie trataba de consolarla también estaba llorando, los amigos de la princesa también lloraban unos más silenciosos que otros, todos habían perdido a un ser querido, los pecadores habían perdido a su rey y a su amigo, Charlie perdió un padre, los ángeles perdieron a su hermano y Alastor... perdió su luz.

Tiene que haber algo... esto no... -decía Charlie entre su llanto.

Ya hablamos de esto, no hay nada -dijo Azrael.

¿No será que... está atrapado en eso del Abismo? -preguntó Husk aun con lágrimas en sus ojos y abrazando a Angel.

Es algo inexistente -comentó Jophiel.

Imposible de llegar aunque existiera -dijo Uriel.

Te sorprendería lo que un alma humana puede hacer -susurro Alastor.

¿Qué? -preguntó un poco enojado Gabriel.

Alastor siempre lo dijo, siempre se burlaba de sus contrincantes porque él sentía que tenía control de su alma, siempre se sentía libre, aunque no lo estuviera, sentía que su alma humana podía hacer lo que sea porque era él quien mandaba.

Lucifer, él, él decidió esto, él decidió sacrificarse para salvarnos -dijo Alastor.

¿Y tu punto es? -preguntó Raphael.

Yo decido que no, decido que quiero salvarlo -dijo Alastor.

Tsk, eres un idiota -dijo cansado Gabriel.

Alastor se levanta, sacude su polvo y mira seriamente a los ángeles- Entonces, si me disculpan -el demonio de la radio empezó a alejarse.

¿Qué es lo que piensas hacer, pecador? -preguntó Azrael serio.

Lo que al parecer ustedes no pueden... -decía Alastor pero fue interrumpido por un golpe.


¡PASSSSS!

Miguel azotó al pecador en el suelo.

No te pases de listo -ordenó Miguel.

Dejame maldito, fuiste tú quien... -decía Alastor.

¡Basta! -gritó Charlie.

¿Charlie? -preguntó Azrael.

Pelear no servirá de nada, Alastor ¿Cual es tu plan? -preguntó Charlie.

¿En serio vas a creerle a este pecador? -preguntó Uriel.

Al menos él está buscando soluciones -defendió Husk.

No podemos hacer nada -dijo Raphael.

Si quieren rendirse e irse, bien por nosotros, solo estorban -dijo Adam.

Tsk, no es eso -se quejó Azrael.


Charlie se acerca a Alastor y Miguel, con tan solo una mirada hace que Miguel suelte al pecador, el demonio se levanta con ayuda de la princesa, sacude su polvo y observa a los presentes.

Lucifer nos dio el libre albedrío ¿no? Creo que es hora de hacerle honor a su queridísimo regalo -dijo Alastor sonriendo. 

La manzana podridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora