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Para ti:

Perdóname, por favor, perdóname.

Fui un tonto lo sé, pero es que quiero ir con mi madre. Ya hace un mes que soy un refugiado y me cansé. Cuando vi el alambre de púas, un pequeño rayo de esperanza iluminó mi rostro. Si saltaba a través de eso sería libre.

Pero como sabes, las cosas no resultaron nada bien.

Los alemanes me vieron y me retuvieron. Me pegaron.

Me lastimaron, con golpes y palabras. Me castigaron. Ahora no me darán comida por tres semanas. No se si pueda sobrevivir tanto tiempo sin comida.

Creí... creí que moriría.

Pero por suerte tú viste todo. Cuando me dejaron solo en el suelo de piedra, viniste hacia mí, como aquella vez en la que nos conocimos. Observé cómo disimulabas para que los otros no se dieran cuenta de que me ibas a ayudar.

En cuanto me agarraste sentí tanta tranquilidad, tanta paz. Sentí que entre tus brazos no tenía por qué temer.

No pude contener mis lágrimas. La verdad es que no salieron muchas, estaba deshidratado.

Me llevaste a una clase de sótano oculto, ahí tenías comida, agua y abrigo. Era el cielo. Luego de reponerme me dijiste que era mejor que me fuera, que podrían sospechar.

Estoy muy agradecido por todo lo que hiciste, pero aún no entiendo el por qué.

¿Estás jugando conmigo? No creo poder soportarlo. Por favor. No me hagas daño.

Duele.

Por favor... quiéreme.

PD: olvide preguntar tu nombre, pero al menos pude agradecerte.

Matías.

Sentimientos de papel (matienzo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora