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Para mi amigo, Enzo:

Últimamente no puedo evitar sentirme feliz cuando estoy a tu lado. Es tan extraño...

Mi corazón se vuelve loco cuando te acercas a mí y cuando ríes de mis chistes. Es como si tuvieras el poder de hacerme sentir único e inigualable. Cuando nos separamos porque la noche terminó, me pongo extremadamente triste y no puedo esperar a que el sol se esconda otra vez, y que con él se vayan todas mis heridas, esas que me hacen doler la piel de mi cuerpo. Esas que los alemanes disfrutan de ver mientras trabajo con los pocos chicos que quedan además de mí.

Cuando la luna nos ilumina por esa pequeña abertura en el techo que tienes en el sótano, me siento dichoso y lleno... completo.

Anoche me pediste que durmiera en tu cama... que durmiéramos los dos juntos. Yo acepté sin vacilar, pero luego te dije que sólo sería una hora, porque siempre había un guardia que se paseaba en las habitaciones, y que si no me veía en mi "cama" alertaría a todos. Noté un leve aire de tristeza en tu rostro, pero rápidamente asentiste mostrando tu hermosa sonrisa.

La cama era espaciosa, incluso más grande que la que antes tenía. Esa que había construido mi abuelo con tanto empeño para mi cumpleaños.

Me descalcé y me acosté en el cómodo colchón. Hacía tanto que no me sentía tan bien, tan feliz. Te acostaste a mi lado y nos tapaste a ambos con una sábana fina que no aliviaba el calor, pero aún así no me importó. Ya me he acostumbrado al frío.

Comenzamos a charlar de trivialidades, como cuántos años teníamos, dónde habíamos nacido, nuestra familia... amigos... mascotas... cumpleaños. Esa noche me informé sobre muchas cosas, pero no prestaba mucha atención para serte sincero. Estaba concertado en la calidez que me producía sentir tu cuerpo tan cerca del mío, tu rostro sonriente que podía detallar sin inconvenientes.

Eres hermoso Enzo.

¿Me creerías si te digo que me he sonrojado al escribir eso? Que vergüenza...

Recuerdo cuando nos cansamos de hablar y sólo nos quedamos mirándonos, tus ojos cafés fácilmente me atraparon, podía ver mi reflejo en ellos, y eso me hizo percatarme de que estaban cristalizados.

"¿Qué pasa?"... te pregunté acariciando tu cabello mansamente. No entendía por qué estabas triste, yo me sentía muy a gusto,.. pero las palabras que me respondiste jamás podré sacármelas de la cabeza.

"Te quiero mucho, Matías"

Solo eso bastó para que mi corazón se alterara y mis mejillas ardieran. Estaba tan sorprendido que no te respondí, solo te abracé muy fuerte, uniendo nuestros cuerpos por completo. Tu espalda comenzó a temblar y escuché un suspiro quebrado de tu parte.

Estabas llorando.

Me destruyó verte de esa manera, y entendí que tal vez... solo tal vez yo no tengo muchas posibilidades de sobrevivir.

Espero que tu llanto no sea debido a que te has rendido, porque sé que eres valiente. Sé que me sacaras de aquí. Confío en ti Enzo.

PD: me gustas.

Matías.

Sentimientos de papel (matienzo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora