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Para mi amado, Enzo:

Hoy... fue el mejor día de toda mi vida y dudo que en el futuro vaya a experimentar algo más increíble.

Me llevaste fuera de la casa bajo la tierra, salimos de la oscuridad y vi el sol después de mucho tiempo.

Caminamos de la mano por las calles desiertas, entre las casas y tiendas destruidas. Me dijiste que por el momento, los nazis pensaban que en la ciudad en donde estamos no había nadie, por lo que nо había necesidad de alarmarse.

Pero yo sabía que tu estabas alerta. Podía ver tus ojos revoloteando de lado a lado de manera inquieta.

¿En verdad estábamos a salvo?

No lo sé... pero eso no impidió el que me llevaras de paseo. Y por un mínimo momento... sentí que éramos una pareja de verdad, como la de los libros, cosa que hizo que me ruborizara como el tonto que soy.

"¿Estás bien?", recuerdo que me preguntaste al verme rojo de la vergüenza. Pero tu risa después de la pregunta me hizo enrojecer aún más.

A veces en verdad te odio Enzo.

Caminamos por unas largas horas, hablando de cualquier cosa, evitando el tema de mi pronto traslado. Es obvio que ni tú ni yo queríamos hablar sobre eso.

Llegamos a lo que parecía ser una bonita panadería, claro que sin pan ni bocadillos, pero la tienda no estaba tan deteriorada como los demás lugares. Por lo que entramos de manera curiosa.

Paseamos por el lugar un buen tiempo, buscando algo que fuera de utilidad para los demás.

Recuerdo que en un momento me llamaste en un susurro. Rápidamente fui hasta donde te encontrabas y te vi asomándote por una puerta. Entré contigo... y lo que mis ojos vieron no tuvo comparación.

Era un pequeño cuarto... lleno de flores azules. Había todo tipo de flores, todas colocadas en macetas, todas de diferentes tipos de azul, dándole al lugar varios tipos de perfumes agradables al olfato.

Ambos nos miramos sorprendidos y empezamos a reír. Era tan absurdo, reír por haber encontrado un cuarto lleno de extrañas flores metidas en una panadería en medio de la guerra.

No se tu Enzo, pero yo aún me sigo riendo mientras escribo esto.

Es que es en verdad algo extraño.

Nunca sabremos la razón de todas aquellas flores, pero me pareció raro que estuvieran intactas, pensé que tal vez los nazis las robarían o que las destruirían.

No lo sé, Enzo, esas flores serán siempre un misterio para mí. Pero algo que si sé, es que eran realmente hermosas.

Cuando dejamos de reír, nos observamos de manera intensa. Tus ojos oscuros brillaban más de lo normal por las pequeñas lágrimas de risa que se acumulaban en el contorno de tus párpados.

Mi corazón se aceleró una vez más al ver como te acercabas a mí, y cuando tu mano tibia acarició mi mejilla con lentitud, sentí que moriría de un infarto.

Tan agradable...

Era tan agradable ese cuarto en donde las flores azules eran las únicas que nos observaban. Me sentía en alguna clase de burbuja mágica de la que nadie podría sacarme.

Tus labios de miel besaron los míos suavemente, despacio, sin miedos ni dudas. Con ese beso dijiste todo lo que tu mirada oscura me trasmitía con facilidad. Mis párpados se cerraron con lentitud y te seguí ciegamente, como siempre he hecho. Siento que a tu lado, todo lo que hacemos está bien y correcto.

Pero esa vez algo fue diferente.

Tus labios se separaron sobre los míos y tu lengua tocó mis comisuras de manera lenta. Ladeaste tu cabeza sin separarte y acariciaste mi cabello, haciendo que todas las células de mi cuerpo se estremecieran por el contacto tan placentero.

Jamás me habías besado así, pero me encantó.

La respiración comenzaba a fallarme a medida que notaba tus manos descender por mi espalda, quitándome la ropa lentamente y dejando suaves caricias que quemaban mi piel erizada.

Yo solo permanecía inmóvil, con mis ojos cerrados... y sintiendo... solo eso...

Debo serte sincero... y... bueno, sentí algo de miedo e inseguridad cuando comprendí tus intenciones. Pero no te detuve porque confio en ti. Y como dije antes... siempre te seguiré.

Ni siquiera recuerdo cómo fue que ambos terminamos tumbados en el suelo, rodeados de flora azulada.

Tus brazos desnudos me protegían del frío y tocaban mi piel pálida con tanto aprecio y delicadeza que sentía ganas de llorar.

Tus labios abandonaban mi boca solo para besar mi cuello o mi rostro sonrojado y sudado. Recuerdo que también besaste el tatuaje en mi brazo, ese que contenía la serie de números impregnados en mi piel de manera permanente.

Nunca imaginé que algo así podría pasar Enzo, pero pasó. Nos amamos de manera adulta, con intensidad y pasión que se demostraba por nuestros sonidos de respiración agitada y deseosa. Mediante el dolor y el placer, me hiciste sentir como un verdadero hombre, aunque la realidad es que solo tengo 18 años.

Solo los dos, protegidos por las flores azules, envenenados por el suave y penetrante perfume, hipnotizados por los gemidos que el otro emitía, cegados por el contacto entre nuestras pieles desnudas... solo los dos logramos amarnos de la forma más pura y bella que alguna vez experimenté.

Y ahora... estoy escribiendo esto mientras te veo a mi lado. Hace unas horas, volvimos a la casa bajo la tierra ya que comenzaba a oscurecer. Estás acostado y durmiendo conmigo en tu cama, la cual por suerte está alejada de los demás. Tu rostro luce tan sereno y tierno. Pareces un niño pequeño que no tiene experiencia en la vida. Claro que sé que eres todo lo contrario a un niño inocente.

En estos días... nadie es inocente.

Gracias por haberme hecho el amor Enzo, fue, como dije antes, lo mejor que me ha pasado en la vida. Y no lo digo necesariamente de una manera inclinada hacia el deseo carnal. Lo digo desde lo que aquello significó para nosotros, y lo que lo hace más especial, es que solo nosotros lo sabemos.

Ya estás comenzando a desperezarte, te ves tan lindo en este momento, todo adormilado y despeinado. Ojala fuera un buen dibujante, de esa manera me la pasaría retratándote cuando pudiera.

Creo que esta es la carta más larga que te he escrito, pero en verdad todo es tan maravilloso a tu lado que incluso me siento capaz de escribir un libro llamado "Enzo Vogrincic", un libro sólo de ti.

Estoy comenzando a escribir tonterías, pero no puedo evitarlo. Me haces sonreír con solo aparecer en mi mente.

Te amo Enzo

PD: ahora será más difícil separarme de ti.

Matías.

Sentimientos de papel (matienzo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora