"Los dioses pueden ser muy crueles si lo que buscan es diversión"
Aegon II Targaryen tiene una segunda oportunidad para evitar repetir sus errores pasados, pero todo tiene un precio y para el puede ser complicado cumplirlo.
HOUSE OF THE DRAGON FANFI...
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¡Sexto capítulo! —06: la reina loca
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¡LA REINA QUIERE LA CABEZA DE LA HEREDERA AL TRONO! las suposiciones de su madre lo tenían trastornado, pasaba mordiéndose sus uñas susurrando palabras incoherentes cuando estaban a solas mientras que cuando estaban fueras de aquellas cuatro paredes aparentaba normalidad solo dejando como evidencia sus uñas sangrentadas.
— ¡Quiere quitármelo todo! ¡Todo por lo que me eh sacrificado! ¡Pisoteándolo con su asqueroso pie como si mis esfuerzos no fueran para nada! Quitándole el ojo a mi dulce Aemond, quitándome a mi dulce Aegon y matando a mi padre la muy perra! — susurraba rabiosa Aegon la miraba dudoso, su madre estaba dejándole ver una faceta que muy pocas veces había podido ver, solo las pudo ver cuando su madre sucumbió a la locura.
Aegon prefería a Alicent cuando ella lo golpeaba, lo amenazaba y le recordaba constantemente su lugar. No le gusto para nada cuando ella se acercó con aquellos ojos llenos de locura acariciando su rostro con suavidad.
— Consígueme su cabeza Aegon, consígueme la cabeza de Rhaenyra— le suplico con destellos de locura y falso amor a su hijo — Si no lo haces nos matará, a todos. Tus hermanos perderán la vida, yo perderé la vida y tu cabeza la pondrá de trofeo. — susurro y Aegon solamente la miraba algo acostumbrado a ese va y viene de aquel amor que fingía.
— Madre no sabemos con seguridad si ella tuvo algo que ver con la muerte de Otto— susurró Aegon apretando sus labios
Aquellas palabras fueron suficiente para encender una pequeña llama en Alicent la cual no dudó en golpear con fuerza a Aegon, para después sujetarlo con firmeza clavando sus uñas en las mejillas de Aegon.
— ¡Nos matará! ¡Claramente ella tuvo algo que ver! ¿Quien más si no? — Aegon la miro fijamente adolorido sus ojos llenos de lágrimas, Alicent lo soltó de golpe y se alejó de el, su mirada sombría lo hizo estremecerse como aquel niño que alguna vez fue.
— Tu no eres hijo mío— susurro sin remordimiento y eso fue un pequeño Deja Vu para Aegon el cual apretó sus labios reteniendo sus lágrimas aunque al ver que esta se iba con pasos firmes no dudó en hablar.
