1- la chica helada.

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venus Clark

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venus Clark.


—¿Tú crees que logre atraparla?

Gire mi cabeza para ver de dónde provenía la voz.

Sadie se veía emocionado mirando algo, o a alguien, aunque poco me podía importar quién era.

O eso creía.

Ella veía a una chica de nuestro salón, por lo que decidí seguir su mirada topándome con una pelinegra con ojos cafés, aunque sus ojeras no pasan desapercibidas. Parecía que estuviese cansada, además de verse bastante apagada, aunque su expresión de seriedad era casi imposible de leer.

— ¿A qué te refieres? —, pregunté confundida.

Sadie no era de fijarse en las personas de nuestro salón, a menos que quisiera hacer algo malo contra esa persona.

—Tontita, se dice que esa chica es un puto témpano de hielo — se rio mientras decía eso, cosa que me confundió más —. Me encantaría verla dejar esa actitud de mierda.

Esto último lo dijo con irritación.

¿Esa chica había rechazado a Sadie?

No es normal ese comportamiento en ella, a menos que haya sido rechazada o ignorada.

— ¿Te ha rechazado verdad? — solté con un ligero suspiro.

Vi como ella parecía estar a punto de explotar de la rabia, aquí vamos de nuevo.

Y así Sadie empezó a insultar a aquella chica, diciendo que era una maldita desquiciada y que haberle hablado fue hablar con una pared.

Me compadezco de aquella chica, ahora tendrá que lidiar con una caprichosa que, apenas lograr lo que quería, la dejará tirada, además de que empezaría todo el plan mañana mismo para que no perdiera tiempo.

Mientras Sadie seguía insultando a la pelinegra, me fijé de nuevo en la pelinegra.

Hace poco había estado en su teléfono, pero ahora había sacado unos audífonos.

La carcasa de su celular tenía un pequeño dibujo, parecía ser hecho por alguien menor además de estar bien cuidado, debió de ser algún regalo que aprecia o de alguien a quien aprecia.

Volví a fijar mi vista en Sadie.

—La voy a atrapar, haré lo que sea para gustarle y la dejaré — mencionó con irritación —. Así verá que nadie me ignora.

Le levanté el pulgar, no sabía qué decirle la verdad y tampoco me importaba mucho, ya que siempre hacía este tipo de cosas.

Ella al ver eso solo se rio y me tomó por los hombros.

—Mi querida Venus, algún día te vas a enamorar u obsesionar con alguien.

¿Obsesionar?

Mi cara de disgusto la hizo reír más fuerte.

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