La guerra de dragones fuego y sangre

capítulo 60 extras

Narrador: La sala real del castillo de Kitlane estaba bañada en una luz dorada que se filtraba a través de las altas ventanas. La Reina Senovia Gremoris, con su porte regio y mirada penetrante, observaba a Atreus y a la Princesa Gheyta Tempes acercarse. La tensión en el aire era palpable; la noticia de la caída del reino enano y el despertar del Monarca Oscuro había sacudido los cimientos de todos los reinos aliados.

Atreus, con su armadura reluciente y su espada al cinto, se inclinó ante su reina con respeto. La Princesa Gheyta, con sus alas semitransparentes reflejando los rayos del sol, hizo una reverencia, su rostro sereno a pesar de la urgencia de la situación.

Reina Senovia Gremoris: "Atreus, tu valentía y lealtad siempre han sido incuestionables. Ahora, más que nunca, necesito que esas virtudes guíen tu camino. El reino de los elfos, tanto los de luz como los oscuros, deben ser informados de los peligros que se avecinan. La unión de nuestros pueblos es crucial para enfrentar la oscuridad que se cierne sobre nosotros."

Atreus asintió, su determinación reflejada en sus ojos. "Mi reina, mi espada y mi corazón están al servicio de nuestro reino. Partiré de inmediato y llevaré su mensaje a los reinos élficos. La paz y la seguridad de nuestro mundo dependen de ello."

Princesa Gheyta Tempes: "Y yo, aunque mi estancia ha sido breve, he sentido la fortaleza y la bondad de este reino. Llevaré conmigo la esperanza de que la luz prevalezca sobre la oscuridad. Mi hermano, el príncipe de los semidragones, sabrá de su valentía y de la justa causa que defienden."

La reina asintió con gratitud. "Vuestra ayuda y apoyo son invaluables, princesa. Que los vientos os sean favorables en vuestro viaje."

Narrador: Con esas palabras, Atreus y la Princesa Gheyta se dirigieron a la salida del salón real. Mientras tanto, en las sombras, el misterioso hombre de capa y ojos oscuros escuchaba atentamente. Su mente maquinaba, sus planes se entrelazaban con los hilos del destino que se tejían en aquel momento.

En las calles de la gran ciudad, Rafael, el pirata de cabello rojo, se levantó de su trono improvisado en el burdel. "Así que una semidragón camina entre nosotros," murmuró para sí mismo. "Una pieza interesante en este juego de poder. Tal vez sea el momento de cambiar de estrategia."

Narrador: La noche cayó sobre Kitlane, y con ella, la sensación de que algo grande estaba a punto de suceder. Los destinos de reinos enteros colgaban de un hilo, y en el centro de todo, una princesa semidragón y un caballero leal se preparaban para enfrentar lo desconocido.

Continuará...