capítulo 70

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Narrador: El sol apenas asomaba en el horizonte cuando los ejércitos se encontraron en el campo de batalla. La tierra temblaba bajo el peso de los dragones y los pasos de los guerreros. En el aire, el olor a acero y magia se mezclaba con la brisa matutina.

Sir Cruz: "Círculo, mantente cerca de mí. La batalla será feroz, pero no debemos perder la esperanza. La reina Sevia cuenta con nosotros."

Narrador: En el otro extremo del campo, el ejército oscuro de los no-muertos avanzaba con una precisión aterradora. Sus ojos vacíos y sus cuerpos descompuestos eran un recordatorio de la oscuridad que los había traído de vuelta a la vida.

Rey Darlucar: "Rondei, lidera el ataque inicial. Debemos romper sus líneas y sembrar el caos entre ellos. La victoria será nuestra."

Caballero Rondei: "Sí, mi rey. Los no-muertos no conocen el miedo ni el dolor. Seremos implacables."

Narrador: La princesa Keita y Atreus, montados en sus dragones, sobrevolaban el campo de batalla, observando los movimientos del enemigo. El amuleto de la reina elfa brillaba intensamente, guiándolos hacia los puntos críticos de la batalla.

Princesa Keita: "Atreus, debemos proteger a nuestros aliados y atacar los flancos del enemigo. No podemos permitir que los no-muertos nos rodeen."
Caballero Atreus: "Entendido, princesa. Que la luz de los elfos nos guíe."

Narrador: Con un rugido ensordecedor, los dragones se lanzaron al ataque, escupiendo fuego y hielo sobre las filas de los no-muertos. El choque de espadas y el estruendo de la magia llenaban el aire, mientras héroes y villanos se enfrentaban en una batalla épica.

Sir Cruz: "¡Por el reino! ¡Por la reina Senovia
Narrador: En medio del caos, Círculo y su dragón luchaban con valentía, enfrentándose a los no-muertos con una determinación inquebrantable. La batalla apenas comenzaba, y el destino de los reinos pendía de un hilo.

Círculo: ¡Mi señor, debemos retroceder! ¡Los no-muertos nos superan en número!
Sir Cruz: ¡No podemos rendirnos ahora! ¡La reina Sevia nos necesita!

Narrador: En ese momento, un dragón no-muerto de tamaño colosal se elevó entre las filas enemigas. Su rugido ensordecedor aterrorizó a los soldados. Era el rey de los no-muertos, el mismísimo Darlucar.

Rey Darlucar: ¡Muere, humano! ¡Tu reino será mío!

Narrador: Sir Cruz se enfrentó al rey no-muerto en un duelo épico. Espadas chocaron contra espadas, y el fuego del dragón de Sir Cruz se enfrentó al aliento helado de Darlucar. La batalla era titánica y el destino del reino dependía de su resultado.

La princesa Keita y Atreus presenciaron la batalla desde el cielo, con el corazón en vilo. Sabían que el futuro de su mundo dependía del valor de Sir Cruz.
De pronto, el amuleto de la reina elfa comenzó a brillar con una intensidad cegadora. Un rayo de luz se disparó desde el amuleto, golpeando de lleno al rey no-muerto.

Darlucar rugió de dolor y se desplomó en el suelo. Sus fuerzas se desvanecieron y su ejército se desmoralizó. Los no-muertos, sin su líder, comenzaron a retroceder.

Sir Cruz, exhausto pero victorioso, alzó su espada en señal de triunfo. El rugido de su dragón resonó por todo el campo de batalla, anunciando la victoria de los vivos.

La batalla había terminado, pero la guerra aún no. Los reinos habían sufrido grandes pérdidas, pero la esperanza de un futuro mejor había renacido.

La guerra de dragones fuego y sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora