Deseo

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"A veces lo que más deseas, nunca se cumple y lo que menos esperas que suceda, ocurre"

De lo ficticio a lo real.
Ella nunca estuvo en mis planes,
tampoco en la lista de mis prioridades,
no quería nada,
ni buscaba nada de lo que pudiera la vida complicarme.

Me había entregado al vacío de la soledad, solo esperando la muerte lenta de mi alma, y cualquier rastro de mi absurda humanidad.

Entonces apareció de la nada, sigilosamente
como un fantasma,
un espectro caminando sobre la arena,
marcando pasos sobre mis días, mis tardes y noches,
haciendo eco por todos los rincones
del corazón y despertando aquellas emociones,
que alguna vez eran tierra árida de desilusiones.
Ahora está en el aire,
en el amanecer,
en cada instante,
en cada sonrisa que me asalta de repente cuando algo nuestro se me viene a la mente.
Y no es solo deseo,
es la necesidad de pertenecer a un lugar, a sus manos, a un espíritu, a esa magia que toma forma cuando dos bocas se juntan y se hacen una sola.

Necesito oír su voz, su respiración, para saber que existe y no es producto de mi imaginación, saber que no estoy perdiendo la cordura, la razón.

Porque me siento frágil, temeroso... porque sin darme cuenta me enamoré de una mujer sin rostro, y no puedo, ni quiero prescindir de ella, pero mi corazón la extraña, mi cuerpo la reclama como si hubiera tocado mi piel y me hubiera dejado encendido, en llamas.

Sueño como un niño y vuelvo a creer en las princesas como en los cuentos de hadas, como en esos amores de fábulas, en un amor sincero, en un amor bonito, en el "felices para siempre", donde todo es eterno y donde nada puede ser más perfecto que eso.

Pero caigo de nuevo en la cruda realidad, y es qué cómo puede ser posible amar a alguien a cientos de kilómetros sin ignorar la distancia abismal?
Tengo miedo,
lo confieso! será sincero esto que siento? querrá lo mismo que yo en todos los aspectos? Son las interrogantes que me atacan con la incertidumbre de no saber si esto es lo correcto, entregarle a alguien un pedazo de mi alma como juego a la ruleta.

Pero no quiero vivir con la duda del "hubiera" y por eso aún así me arriesgo y me quedo, a caer en sus garras, en sus labios de no saber si es el infierno o el paraíso, pero con la certeza de al menos haber conocido y saboreado el amor en su piel, en sus brazos.

lo que piensa mi almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora