1: 'I don't like this school'

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Me encontraba en la enfermería de la escuela de mortales. Mi ojo había vuelto a sangrar repentinamente, cosa que lleva pasando los últimos 4 años, y no agradaba a la enfermera.

—Aún no entiendo como es que siempre logras cortarte en el mismo sitio—decía mientras me limpiaba. Cierto, la Niebla. La pobre mujer creía que lo que sangraba siempre era la cicatriz que tenía rozándome el ojo, cuando en realidad era literalmente el ojo lo que sangraba.

—Mala suerte, supongo—respondí.

—Listo, ándate con más cuidado.

Por supuesto que no era la curación que un ojo con ceguera permanente causada por un monstruo mitológico necesitaba, pero  ya me las arreglaría para que no liberara sangre hasta llegar al departamento.

Luego de despedirme de la enfermera, me dirigí hacia el comedor. Recibí el almuerzo como siempre y me senté en la misma mesa solitaria de todos los días. Comía lo más rápido que podía para largarme lo más rápido posible de ese horrible lugar. Estaba a punto de terminar el pudín de chocolate cuando un chico, al cual ya conocía bien, se acercó junto a todo su grupo de idiotas sin futuro. Aunque de seguro tenían más futuro que yo.

—Astoria Rousseau, creí que habías aprendido a no volver a este lugar—dijo con tono burlesco Matheo Brispou.

—Se que estas reprobando tus clases, Brispou—comencé a atacar de vuelta—, pero tienes que ser lo suficientemente inteligente para saber que un ser humano necesita comer.

—No te haría mal dejar de hacerlo, gordita—respondió uno de sus amigos—. Ya te empieza a quedar pequeño el espacio en tu propia casa.

Todos se rieron como los idiotas que son.

—Como sea, yo ya me iba—dejé mi pudín a la mitad e hice el ademán de retirarme pero los grandullones tenían otros planes.

—¿Tan pronto?—rió Matheo—. Pero si recién empezamos.

Salí corriendo de allí lo más rápido posible. A la mierda la bandeja del comedor, mi salud física, y mental, estaban en juego. Los imbeciles comenzaron a perseguirme mientras se gritaban, disque, "estrategias". Desafortunadamente para ellos, estuve casi 6 meses escapando de monstruos a los 7 años, unos pubertos mortales eran pan comido. Ilusos.

Me metí a la oficina del profesor de historia, que secretamente era mo mentor Quiron, y lo salude con normalidad. Esos idiotas no se atreverían a agredir a nadie frente a un profesor. Obviamente, Quiron no tenía ni idea de todo esto. Yo no era una niñata a la cual hay que proteger.

Me senté el final de el aula y saqué el libro de historia.

El resto de los alumnos empezaron a llegar de apoco. Grover, mi amigo sátiro, y el tipo Jackson se sentaron junto a mi, a pesar de que no hablábamos. ¿Porque no hablaba con Grover si éramos amigos? Porque su misión era cuidar del chico desde cerca, la mia, en cambio, era tener un ojo sobre él desde lejanía, preferiblemente ni siquiera entablar una conversación de más de 10 segundos. Y digo "un ojo" porque, literalmente, solo me funciona uno.

Mis amados bullies llegaron tarde, para sorpresa de nadie, y se sentaron, también para sorpresa de nadie , a mis lados. Iban a estar distrayéndome toda la clase. Por suerte, en historia estábamos pasando la única materia en la que era capaz de mantenerme atenta, Mitología Griega.

—Ahora, ¿quien me puede nombrar a los 12 olímpicos?—pregunto Quiron, mirándome fijamente.

Una chica comenzó a hablar.

—Zeus, Poseidón,Hades, Her-

—Hades no es un olímpico—la corté.

—Por supuesto que lo es—respondió ella—. Es uno de los Tres Grandes.

Hades' child; sometimes lucky Donde viven las historias. Descúbrelo ahora