Comencé a guardar mis cosas rápidamente. Tampoco era mucho, pero era lo esencial; una muda de ropa, unos dulces y papitas que encontré por ahí, un cepillo de pelo, mi daga y mi espada, 50 dólares y casi 100 dracmas de oro.
Mientras rebuscaba entre mis pertenencias, encontré una hoja doblada en cuatro. La abrí con cuidado y mi corazón se detuvo en cuanto vi lo que era. El dibujo que había hecho en la casa de Luke hace 5 años o más. Estaba bástame bien para haber sido dibujada por una niña de 7 años. En el centro estabamos Annabeth y yo, y a nuestros costados Luke y Thalía. Arriba de todo, junto a un sol que tenía puestos unos anteojos, ponía "FAMILIA".
No lo pensé antes de meterlo a la mochila. Seguí guardando cosas que creí que podrían servirnos y mientras buscaba mi kit femenino me tropecé con una montaña de ropa, haciendo que callera al suelo y me golpeara la cabeza.
Todo se volvió negro.
Observe a Percy tropezar mientras intentaba llegar a la trampilla, pero se cerró de golpe. Una voz se le coló por un oído y se enroscó en su cerebro: «Soy el espíritu de Delfos, degollador de la gran Pión. Acércate, buscador, y pregunta.»
Supe que estaba dormida y que aquello era otra visión.
La momia no estaba viva. Era algún tipo de receptáculo truculento para otra cosa, el poder que ahora envolvía a Percy en forma de niebla verde. Sin embargo, su presencia no transmitía maldad como varios monstruos que había conocido. Era más bien como las tres Moiras que Percy había visto hilando en aquel puesto de frutas: arcaica, poderosa y sin duda no humana, pero tampoco particularmente interesada en matarlo.
Extraño. Podía sentir lo que sentía Percy. El recuerdo de las Moiras, el susurro del Oráculo en su cerebro y el sentimiento de terror que sentía en ese preciso momento.
Reunió valor para preguntar:
—¿Cuál es mi destino?
La niebla se espesó y se aglutinó justo frente a Percy y alrededor de la mesa con los tarros de trozos de monstruos en vinagre. De repente aparecieron cuatro hombres sentados a la mesa, jugando a las cartas. Sus rostros se volvieron nítidos: era el novio de su madre y sus amigos. Percy apretó los puños, aunque sabía que aquella partida de póquer no podía ser real.
Era una ilusión de niebla.
Gabe se volvió hacia él y habló con la voz áspera del Oráculo: «Irás al oeste, donde te enfrentarás al dios que se ha rebelado.»
El tipo a su derecha levantó la vista y dijo con la misma voz: «Encontrarás lo robado y lo devolverás.»
El de la izquierda subió la apuesta con dos fichas y después dijo: «Serás traicionado por quien se dice tu amigo.»
Por último, Eddie, el portero del edificio, pronunció la peor de todas: «Al final, no conseguirás salvar lo más importante.»
Las figuras empezaron a disolverse. Me quedé helada contemplándo cómo la niebla se retiraba y, enroscándose como una enorme serpiente verde, se deslizaba por la boca de la momia.
—¡Espera!—grito—. ¿Qué quieres decir? ¿Qué amigo? ¿Qué es lo que no podré salvar?
La cola de la serpiente de niebla desapareció por la boca de la momía, que se reclinó de nuevo contra la pared y cerró la boca con fuerza, como si no la hubiera abierto en cien años.
El desván quedó otra vez en silencio, abandonado, nada más que una habitación llena de recuerdos.
A Percy le dio la sensación de que podría quedarse allí hasta que tuviera telarañas y aun así no averiguaría nada más.
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Hades' child; sometimes lucky
FanficAstoria Rousseau es hija de Hades, lo sabe desde los 7 años y cada día lo tiene más claro. Disfruta de una vida normal, o lo más normal que se puede siendo vidente, semidiosa e hija de el más temido de los tres grandes; el dios Hades. Durante años...