Estábamos en las sombras del bulevar Valencia, mirando el rótulo de letras doradas sobre mármol negro: «ESTUDIOS DE GRABACIÓN EL OTRO BARRIO.» Debajo, en las puertas de cristal, se leía: «ABOGADOS NO, VAGABUNDOS NO, VIVOS NO.»
Era casi medianoche, pero el recibidor estaba bien iluminado y lleno de gente. Tras el mostrador de seguridad había un guardia con gafas de sol.
Me volví hacia mis amigos.
—Muy bien. ¿Recuerdan el plan?
—¿El plan? —Grover tragó saliva—. Sí. Me encanta el plan.
—¿Qué pasa si el plan no funciona? —preguntó Annabeth.
—No pienses en negativo.
—Bien—dijo—. Vamos a meternos en la tierra de los muertos y no tengo que pensar en negativo.
Percy sacó las perlas de su bolsillo, las cuatro que la nereida le había dado en Santa Mónica. Si algo iba mal, no parecían de mucha ayuda.
Annabeth le puso una mano en el hombro.
—Lo siento, Percy, los nervios me traicionan. Pero tienes razón, lo conseguiremos. Todo saldrá bien—le dio un codazo a Grover.
—¡Oh, claro que sí! —dijo él, asintiendo con la cabeza—. Hemos llegado hasta aquí. Encontraremos el rayo maestro y salvaremos a tu madre. Ningún problema.
—«Al final, no conseguirás salvar lo más importante»—recité— ¿Que creen que significa?
—¿No sabes?—preguntó Annabeth, lo que hizo que me ganara una mirada confundida por parte de Percy. Yo negué con la cabeza—. No tengo la más mínima idea. Pero no hay nada que podamos hacer.
Intercambie una mirada con Percy y él asintió.
—Vamos a repartir un poco de leña subterránea.
Entramos en la recepción de El Otro Barrio.
Una música suave de ascensor salía de altavoces oculta. La moqueta y las paredes eran gris acero, en las esquinas había cactos como manos esqueléticas. El mobiliario era de cuero negro, y todos los asientos estaban ocupados. Había gente sentada en los sofás, de pie, mirando por las ventanas o esperando el ascensor. Nadie se movía, ni hablaba ni hacía nada. Con el rabillo del ojo los veía a todos bien, pero si me centraba en alguno en particular, parecían transparentes.
Veía a través de sus cuerpos.
Casi nunca pasaba por la recepción del reino de mi padre. Me movía por las sombras directamente a su sala del trono y de ahí me iba a mi habitación a dejar mis cosas para quedarme unos días.
El mostrador del guarda de seguridad era bastante alto, así que teníamos que mirarlo desde abajo.
Era un tipo de color alto y elegante, de pelo teñido de rubio y cortado estilo militar. Llevaba gafas de sol de carey y un traje de seda italiana a juego con su pelo. También lucía una rosa negra en la solapa bajo una tarjeta de identificación. Intenté leer su nombre.
—¿Se llama Quirón?—dijo Percy, confundido.
El se inclinó hacia delante desde el otro lado del mostrador. En sus gafas sólo veía el reflejo de Percy, pero su sonrisa era dulce y fría, como la de una pitón justo antes de comerte.
—Mira qué preciosidad de muchacho tenemos aquí—tenía un acento extraño, británico quizá, pero también como si el inglés no fuera su lengua materna—. Dime, ¿te parezco un centauro?
—N-no.
—Señor —añadió con suavidad.
—Señor —repitió.
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Hades' child; sometimes lucky
FanfictionAstoria Rousseau es hija de Hades, lo sabe desde los 7 años y cada día lo tiene más claro. Disfruta de una vida normal, o lo más normal que se puede siendo vidente, semidiosa e hija de el más temido de los tres grandes; el dios Hades. Durante años...