CAPITULO 12: REFUGIO

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El amanecer se filtraba a través del tejido de la casa de campaña de Merlina, creando una leve luz matutina dentro del lugar. La azabache de despertó con un sobresalto, se alerto por un sonido que venia desde afuera y perturbaba el amanecer, gritos.

Su corazón latía con fuerza, se incorporo y tomo una ballesta que descansaba a un lado de su almohada, coloco una flecha en ella y la cargo. Por su mente pasaba el peor escenario posible así que abrió la casa de campaña y salió, apuntando hacia el frente para enfrentar cualquier peligro.

Lo que encontró la dejo confundida. Enid, Yoko, Divina y Bianca estaban riendo a carcajadas. La loba estaba al centro de todas las chicas explicando algo y haciendo ademanes con las manos, todas tenían en sus manos toallas y trajes de baño.

La azabache se relajo pero su rostro aun mostraba confusión. Enid la vio y corrió directamente hacia ella con una gran sonrisa, la rubia aun estaba vestida con la ropa que durmió, un short corto blanco y una camiseta roja que era tres tallas mas grande de la adecuada para ella.

—¡Merlina! —Exclamo Enid sin aliento—, Perdón por los gritos, estábamos tan emocionadas. Encontramos un rio hermoso no muy lejos de aquí y bueno, pensamos que seria buena idea ir y bañarnos allí esta mañana.

La expresión de la gótica se suavizo al ver la alegría de Enid. Aunque no lograba entender como podría ponerse tan feliz y entusiasmada por algo tan mundano, pero en el fondo, eso es algo que le encanta de ella.

Enid le lanzo una mirada cómplice.

—Entonces... ¿Te unes? —Pregunto la ojiazul—. Sera divertido.

Merlina dudo por un momento, normalmente rechazaría una invitación de ese tipo, pero al ver a Enid tan entusiasmada por ello, pensó que podría hacer una excepción esta vez, así que asintió

—Esta bien, supongo que un baño en el rio no puede ser tan terrible.

Enid dio un salto de alegría, tomo la mano de la pelinegra y la llevo corriendo hacia donde las demás chicas estaban preparándose. Mientras corrían, la azabache no pudo evitar pensar en que a pesar de su rechazo constante a esta clase de actividades, talvez con la presencia de Enid la experiencia valdría la pena.

...

Los excluidos llegaron al lugar, un hermoso rio con agua cristalina escondido entre los arboles frondosos y rocas cubiertas con musgo. El grupo se disperso, algunos se dejaron caer en el pasto para tomar el sol, otros comenzaron a prepararse para entrar al rio.

Enid aun vestida con la ropa que utilizaba de pijama, se dirigió a un lugar apartado de los demás para cambiarse. Merlina la siguió manteniéndose a cierta distancia. La observaba con una mezcla de curiosidad  y preocupación, aun impactada por la intensidad de su conexión el día anterior.

La loba se detuvo cerca de la orilla del rio, comenzó a quitarse la camiseta de pijama, revelando el traje de baño que llevaba debajo.

Merlina vio algo que le hizo poner una cara de asombro y preocupación. Enid tenia cicatrices que le cruzaban la piel en su espalda, hombros, los brazos y parte del torso de su cuerpo.

«Carajo» dijo la pelinegra en su mente. Esas marcas y cicatrices seguramente son del día que Enid peleo contra el Hyde, el día en que ella la salvo de ser asesinada por el mismo. 

La ojiazul se dio cuenta de la mirada de Merlina, trato de tapar sus cicatrices con sus manos como si estuviera apenada de que la azabache viera sus marcas.

—¿Enid, eso es...? —Pregunto Merlina.

—Si, son las marcas que me dejo Tyler —Respondió Enid bajando la mirada—. Lo siento, no quería que vieras esto, se que es un recordatorio de un día muy duro para ambas.

—Enid esas cicatrices... son un símbolo de tu valentía y de lo que hemos pasado juntas.

La loba le dirigió su mirada hacia la gótica.

—Gracias, no se que habría hecho sin ti esa noche —Susurro Merlina con una voz suave.

La azabache se acerco a Enid y extendió una mano, con delicadeza rozo suavemente una de las cicatrices en la espalda de la rubia. Era un gesto de apoyo.

—Nunca tendrás que enfrentarlo sola, Enid —Dijo Merlina con firmeza—, estaré contigo siempre.

Ambas chicas compartieron un momento en silencio, con una conexión que iba mas allá de las palabras.

...

Después de ese momento de conexión, ambas chicas se unieron al resto del grupo en la orilla del rio. La mañana había avanzado y el sol comenzaba a salir, haciendo que el agua del rio pareciera mas tentadora.

Yoko y Divina ya estaban dentro del agua, chapoteando y riendo mientras se salpicaban mutuamente. Bianca y Kent estaban sentados en la orilla conversando y disfrutando de la vista mientras Ajax y Xavier se lanzaban retoños desde la orilla.

Enid corrió inmediatamente con alegría que contagiaba a todos y se sumergió hasta la cintura, luego miro hacia atrás dedicándole una mirada a la azabache la cual aun se encontraba en la orilla.

—¡Merlina, vamos! ¡esto está increíble! —Exclamo la licántropo salpicando agua en dirección a la pelinegra para animarla a unirse.

Merlina rodo los ojos con una sonrisa apenas perceptible y dio un suspiro, se quito las botas y avanzo hacia el agua sumergiéndose poco a poco. Sintió la frialdad del rio pero pronto se acostumbro a la sensación.

Eugene, quien había visto a su amiga de trenzas adentrarse en el rio. Con una sonrisa traviesa salpico agua hacia ella haciendo que esta lo mirase con sorpresa.

—¡Oye! —Protesto Merlina, aunque no pudo evitar que una pequeña sonrisa se escapara de sus labios.

Esa sonrisa de la azabache fue la señal para que todos se adentraran en una gran batalla de agua. Enid aprovecho esto para salpicar a Merlina, quien respondió con una sorprendente habilidad para devolver el agua. La risas y gritos de diversión resonaban por todo el rio, llenando el aire de una energía vibrante.

En medio de todo el alboroto, Enid se lanzo detrás de Merlina y con un movimiento rápido, le arrojo un chorro de agua fría en la espalda. La azabache se giros, sus ojos brillando con una mezcla de sorpresa y diversión.

—Te tengo, Sinclair —Dijo Merlina con un tono desafiante antes de lanzarse hacia Enid iniciando una divertida persecución en el agua.

La risa de Enid resonó por todo el lugar mientras intentaba esquivar los ataques juguetones de la azabache. Los demás amigos al verlos, se unieron en el juego convirtiendo la mañana en un festival de risas y salpicaduras.

...

Después de un rato, todos estaban empapados y sin aliento, con sonrisas en sus rostros. Se dejaron caer en el pasto junto al rio, disfrutando del sol que secaba sus ropas mojadas y el calor que los cubría.

Mientras descansaban, Enid se acerco a Merlina y se sentó a su lado. A pesar de las risas y los bullicios a su alrededor, hubo un momento de calma entre ambas, una conexión silenciosa.

—Me alegra que hayas unido a nosotras, Mer —Dijo Enid mirándola con cariño mientras posicionaba su mano en la pierna de la azabache.

—Me alegra que me hayas convencido —Respondió Merlina permitiéndose una pequeña sonrisa mientras posicionaba su mano encima de la mano de Enid.

El rio siguió fluyendo y por un momento todo parecía perfecto, sin problemas, sin acosadores, sin visiones extrañas. En ese rincón escondido en el bosque, rodeadas de amigos y risas, Merlina y Enid encontraron un momento de paz y felicidad compartida.







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A la luz de la luna (Wenclair)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora