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Mira, yo no quería ser un mestizo...
...Eso es lo que debería decir, ¿verdad?
Lastimosamente, ese no es mi caso.
No puedo huír de lo único que conocí durante toda mi vida, ni siquiera porque a veces me abruma.
Adoro a todo...
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Ahora estábamos en una especie de... ¿sótano? no me acuerdo como se les llamaba a estas cosas. Tratando de escondernos pero solo había muchas, pero muchas personas petrificadas lo que solo hacía que sea más inquietante.
—Ella es solo una, nosotros somos cuatro. Podemos con ella—dijo Grover.
—¡No es tan simple!—gritó Annabeth en susurro.
—Quizá si. Este es el plan—interrumpió Grover—. Me elevaré en el aire, llamaré su atención. En cuanto me oyan decir “Maia”, ustedes comienzan a... ¡Ay no!—dijo empezando a volar.
Grover literalmente voló y desapareció en la oscuridad. Si no fuera una situación seria me reiría.
—Bueno... necesitaremos un nuevo plan—dijo Annabeth.
—No somos como nuestros padres, hasta que elegimos serlo—se escuchó la voz de Medusa. Los que nos hizo volver a caminar y escondernos—. Ustedes han elegido.
—La hija de una madre con pretensiones de superioridad moral, que eligió la arrogancia para ella misma—dijo refiriéndose a Annabeth—. Una niña que intenta creer que no la terminarán traicionando igual que a su padre y algún día la compensaran.
Me mordí la lengua tratando de llorar o decir algo ante esas palabras.
—Y tu... tú podrías haberle demostrado a tu padre lo que significa defender a alguien que amas. Podrías elegir salvar a tu madre en lugar de hacer la voluntad de tu padre. Tal vez si no quieren aprender la lección. Ustedes podrían ser la lección. Cuando mande sus estatuas al Olimpo.
Me di una cachetada mental. No podía quedarme en shock de nuevo debía hacer algo. Me concentré lo más rápido que pude para tender la niebla. Increíblemente funcionó, Medusa estaba yendo del lado contrario. Eso hasta que Grover apareció, casi chocando contra Percy.
