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Mira, yo no quería ser un mestizo...
...Eso es lo que debería decir, ¿verdad?
Lastimosamente, ese no es mi caso.
No puedo huír de lo único que conocí durante toda mi vida, ni siquiera porque a veces me abruma.
Adoro a todo...
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Después de la charla que tuve con Percy no me sentía tan bien que digamos, pero teníamos que seguir con la misión.
—Dos días para llegar a Los Ángeles. Suficiente hasta la fecha límite para llegar al Inframundo—dijo Grover.
—¿Puedo hacer una pregunta tonta?
—Cualquier pregunta que hagas será tonta porque tu eres tonto, rubio. Pero, continúa—dije soltando un bostezo.
—Nunca antes había estado en Los Angeles. Supongo que ustedes tampoco—dijo con duda mientras nos miraba—. Entonces, ¿cómo sabemos hacia dónde estamos yendo?
—Ni idea—dijo Grover encogiendose de hombros.
—Puro instinto, kape—dije volviendo a soltar otro bostezo.
—¿No dormiste bien anoche?—preguntó Percy.
—Já... en lo absoluto—murmuré.
—Menos mal yo fui el que no podía dormir de ustedes...—murmuró Grover.
—Oh, por favor. No seas dramático.
Sin decir ninguna palabra termine usando el hombro de Percy como almohada mientras ellos seguían hablando.
[ • • • ]
Si alguien me decía que me dormí solo para tener el sueño más raro de mi corta existencia no hubiera dormido en primer lugar.
Estaba en el bosque, fuera del límite del campamento, había un lago, con flores de loto y luciérnagas. El hermoso cielo nocturno y las estrellas era muy notorias en ese lugar.
