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Mira, yo no quería ser un mestizo...
...Eso es lo que debería decir, ¿verdad?
Lastimosamente, ese no es mi caso.
No puedo huír de lo único que conocí durante toda mi vida, ni siquiera porque a veces me abruma.
Adoro a todo...
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Estábamos en el árbol de Thalia, listos para ir a la misión. Annabeth estaba con una mano en el árbol como hablando con ella. Yo reí y solté un suspiro.
—Ay, Thalia. Me encantaría mostrarte lo insoportablemente feliz que esta Annie en este momento—dije en forma de burla.
Annabeth frunció el ceño y empujó mi hombro.
—No seas idiota, Addie.
Yo reí.
—Perdón, solo quería animarte.
—Si, si. Lo que sea—dijo con una sonrisita y dándose la vuelta yendo hacia Percy y Grover.
Yo volví a dirigir la mirada hacia el pino.
—Me... me gustaría que estuvieras aquí, Thalia—murmuré con una sonrisa.
[ • • • ]
En el autobús lo único que hizo Percy fue quejarse del mal olor. Era obvio que hubiera preferido viajar en avión pero ninguno no podía. No siendo un hijo prohibido.
El autobús hizo una parada en una estación de servicio.
—Bueno, iré por unos bocadillos—dijo Annabeth.
—Iré contigo.
—No—lo detuvo Annabeth rápidamente—, quédate aquí. Ambos—dijo mirándome a mi también.
