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Mira, yo no quería ser un mestizo...
...Eso es lo que debería decir, ¿verdad?
Lastimosamente, ese no es mi caso.
No puedo huír de lo único que conocí durante toda mi vida, ni siquiera porque a veces me abruma.
Adoro a todo...
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Jugar “Captura la Bandera” después de la cena sería genial... Si tan solo no fuera contra las cazadoras.
El aire fresco de la noche en el Campamento Mestizo llenaba mis pulmones, y aunque la emoción por el juego comenzaba a palpitar en mis venas, la idea de enfrentarnos a las cazadoras de Artemisa no era exactamente alentadora. Como de costumbre, la cabaña de Afrodita ya estaba lista para la batalla. Tenían..."conflictos" con las cazadoras. Bueno, era más bien odio a muerte. Totalmente entendible.
—Ya les enseñaré yo «si el amor no vale la pena» —refunfuñó Silena, con los labios fruncidos en una expresión decidida.
Drew soltó una risa maliciosa, y asintió. —Tranquila, Sil. Las pulverizaremos.
El ambiente era un caos de preparativos y comentarios mordaces.
—¿No pasa nada si les doy a algunas con mis flechas, verdad?— preguntó Bianca con una sonrisa traviesa.
—¡Da Paixão, no jodas! —se quejó Michael desde la distancia—. Solo somos Will, Lee y yo en la cabaña de Apolo. ¡No podemos curar a todos si te emocionas!
—¡Bah! No te quejes, Michael —respondió ella, rodando los ojos.
—Ustedes dejen de pelearse —intervine antes de que la discusión fuera a más.
Y entonces, Nico alzó la voz, su tono completamente serio y hasta un poco curioso:
—¿Podemos matar a los del otro equipo?
Percy, que estaba junto a mí, casi se atraganta con la risa.
—Eh... no —dijo, tratando de mantener un tono firme.
