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Mira, yo no quería ser un mestizo...
...Eso es lo que debería decir, ¿verdad?
Lastimosamente, ese no es mi caso.
No puedo huír de lo único que conocí durante toda mi vida, ni siquiera porque a veces me abruma.
Adoro a todo...
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No me gustaba participar en las carreras. Estar en carroza no era lo mío, prefería mil veces montar a caballo o a un pegazo sin montura que andar en carroza.
Mientras las cabañas se ocupaban de eso, yo simplemente me volví a meter en el bosque.
Me senté en el pasto, apoyándome en uno de los troncos, con la mirada en la nada. Las palabras de Circe seguían en mi mente, al igual que las de Luke, lo extrañaba. Lo extrañaba como no tenían idea y no sabía qué hacer. Ni siquiera alcancé a superar la traición de Leslie y mi otro hermano hizo lo mismo... Era una tortura.
El incidente de las sirenas tampoco me dejaban en paz. ¿El ágape como defecto fatídico? Debía ser una broma. Aunque, cuanto menos era irónico, considerando que soy nieta de Eros. Y Percy... ¿qué podía decir de él que no haya dicho ya? Sentía como quería hablar sobre el beso del verano pasado, pero no lo hacía y yo no pensaba volver a hablar de eso en mi vida. Fue culpa de Afrodita. Punto final. Caso cerrado. Solté un suspiro de nuevo y cerré mis ojos tirando mi cabeza hacia atrás, apoyándome contra el tronco del árbol. Por alguna razón la melodía que mi padre parecía estar silbando en la visión de las sirenas no había podido salir de mi cabeza, no sabía si era algo acercado a la realidad, pero dejándome llevar empecé a tararear la misma melodía sin darme cuenta. Y de nuevo, sin darme cuenta, me había quedado dormida.
Mi sueño no parecía ser diferente a otros sueños que había tenido antes, al menos hasta que me di cuenta de que estaba en un lugar que no conocía. Miré a mi alrededor y no encontraba nada familiar, hasta que escuché el llanto de un bebé. Avancé hasta el llanto y vi a un bebé que no parecía tener más de un año, de alguna manera supe que era yo, la voz de un hombre hizo que se me pusieran los pelos de punta.
