𝐒𝐌𝐀𝐋𝐋𝐕𝐈𝐋𝐋𝐄

9

La fiesta de bienvenida estaba siendo fácil, todos mis amigos y mi novio estaban cooperando, lo que me hacía muy feliz. Chloe había insistido en comprar helado de pistache, por lo que tuve que pedirle a Caleb que fuera él a comprar uno de vainilla con chispas, pues era el favorito de Ryan (al igual que el de Walker). Chloe incluso le pidió el favor a un conocido suyo y llevó a una banda. Lana nos prestó el Talón. Todo estaba siendo perfecto. Clark debía traerlo, por lo que así no sospecharía, pero estoy segura que lo sabe desde hace bastante tiempo.

Caleb me abrazaba por detrás, mientras esperábamos a que llegaran. Intentaba mantenerme lejos de los Kent, ya tenían demasiados problemas, para que yo hiciera que su hijo, prácticamente, secuestrara a Ryan. Por lo que Walker amablemente hacia de intermediario para que yo pudiera ver al niño, yo no sé lo había pedido, él simplemente apareció una tarde con Ryan y así lo había estado haciendo hasta el momento.

—¡Sorpresa! —gritamos todos, Ryan se rió de mi, pues era obvio que ya lo sabía

—Bienvenido a la fiesta de liberación. Tenemos el obligatorio helado de pistacho y nos las arreglamos para traer una banda —informó mi rubia amiga, mientras acercaba a los dos chicos hacia nosotros

—Esto es increíble, chicos. Muchas gracias —agradeció el rubio con felicidad

Ryan me miró y yo le guiñe el ojo, pensando sobre el helado de vainilla y chispas solo para Caleb y él. Me baje de la mesa, para acercarme y darle un tierno beso en la mejilla.

—Cuidado, Walker, parece que Ryan te está quitando a tu chica —bromeó Pete, al ver la cara del chico

—Creeme que lo sé, pero puedo compartir si se trata de él —secundo con la broma Caleb

—Pero yo no —continuo el niño, lo que me hizo reír y lo abracé de lado

Todos nos dividimos, yo solo fui hasta la nieve reservada de vainilla para servirles a Ryan y Caleb. Al regresar el niño me avisó que este último había ido al baño, por lo que me senté junto a él y Clark, al que seguía evitando. Acaricie el cabello del chico James, intentando dejar el ambiente tenso de lado, pero su quejido me preocupo.

—¿Qué ocurre?

–Solo es un dolor de cabeza –mintió, yo le mire fijamente, esperando por la verdad– En serio, estoy bien

–Iré a traerte un vaso con agua – me alejé hasta la barra

Y debí hacer caso a mi instinto y llevarlo al médico a primera hora de la mañana.