Caída al pecado [Chaggie]

Capitulo 9

El infierno.

Lugar que debíamos temer e ignorar por ser el pecado en si.

Se nos enseño que Hell, y todos su residentes eran lo peor de lo peor, sin embargo, esa idea sería destronada con la llegada de un hotel que redimía a los pecadores.

Cuando desperté en Hell, y mire ese característico letrero que indicaba la bienvenida, fue como si una serie de memorias vinieran a mi, entre ellas, el inicio del final de una historia trágica, el motor principal del porque llegue a pecar.

Sin embargo, aún no tenía un rostro ni figura aquellos profundos ojos oscuros que demostraban todo el amor impropio de un demonio nacido en el averno. Me sentía determinada pese a sentirme fuera de lugar en Hell, después de todo, no era lugar para un ser divino, era entendible.

Pero, ¿por donde empezar? Ciudad pentagrama era la meca de la locura en Hell. Si bien descubrí con el pasar de las semanas que todo el infierno, incluidos los mismo circulos, estaban divididos de acuerdo a las muertes generacionales, fue un poco chocante para mi ver como a veces los limites que ellos mismo intentaban imponer paraban de existir.

Y fue ahí, cuando lo descubrí, mi pecado. Mi tan anhelado pecado.

Fue el día posterior a la purga. Algunas malas lenguas me advirtieron que se trataba de una limpieza por la sobrepoblación, cosa que yo venía considerando desde hacia un tiempo. La ciudad en general comenzaba prepararse para ella y yo, no sabía que hacer. Si bien conseguía lugares para quedarme, con algunas almas no tan malas, no siempre era lo más adecuado.

Ese día en particular, buscaba un lugar que pudiera refugiarme de quizá, una muerte definitiva, cuando la mire. Ella vino a mi, se paro frente a mi y de pronto, las memorias bloqueadas en mi cabeza tomaron forma.

De pronto aquellos ojos negros se posaron en un rostro blanco como la porcelana, de esbelta figura y dorada cabellera. En ese instante, cuando aquella persona se detuvo enfrente, mi entera existencia tomo forma.

Comprendí tantas cosas en solo segundos, el porque de mi castigo, el porque de mi eterna marcha, sin embargo, no lo acepte.

¿Por qué debían castigarme por enamorarme de alguien que no tenía maldad en su ser? ¿Por qué estaba mal amar lo que era diferente?

No lo entendía y en lugar de arrepentirme como padre pensó que lo haría, me moleste con él.

Comprendí, luego de tanto sufrimiento y soledad, que no hice nada malo, excepto enamorarme de alguien más.

Mi único error, fue amar a Charlie Morningstar, hija de Lucifer Morningstar.